El Valencia CF empezó el año a un gran nivel y desplegando un gran juego. Con ventaja suficiente en liga como para centrarse en la Copa del Rey y dejar un poco de lado la competición local durante el mes de enero. Poco a poco se fue diluyendo. Se clasificó para Champions League, se confió en Marcelino para los fichajes y esta campaña no han salido las cosas como se había esperado. Eliminados en la fase de grupos de la máxima competición europea de clubes y a 10 puntos del Sevilla, el principal rival por conseguir la clasificación a Champions vía liga. Hay varios factores que han provocado este declive.
El juego del equipo
El juego del equipo está muy claro. El Valencia juega siempre igual y eso, los rivales ya lo saben. Conocen perfectamente la forma de jugar del Valencia y aprovechan los puntos débiles del equipo. Además, conocen la forma de atacar y se protegen. El año pasado, el estilo de juego fue el factor sorpresa que provocó que el Valencia estuviera arriba, pero esto del mundo del fútbol es renovarse o morir, y el Valencia de Marcelino va destinado a lo segundo.
El año pasado valió para acabar en cuarta posición en el campeonato liguero, pese a que costó cerrarlo matemáticamente. No obstante, esta segunda parte del año, el equipo falla y no es tan letal como el curso pasado. Esta falta de acierto a la hora de finalizar las jugadas ha provocado que el Valencia acabe el año en octava posición en liga.
Marcelino
El entrenador de las ideas fijas, del sistema invariable y del cambio hombre por hombre. Las mismas ideas que le llevaron al éxito la temporada pasada son las que le están matando esta. Fijo e invariable en su amado 1-4-4-2 no es capaz de cambiar algo cuando las cosas no salen y esto es algo que la afición le achaca al míster asturiano: tocar algo en el sistema cuando las cosas no van bien par pillar desprevenido al rival y tratar de sorprender.
Pero esto es algo que no entra en la cabeza de Marcelino. Según el propio preparador: «lo que necesitamos hacer es potenciar el ataque. Nuestra idea es insistir en aquello que nos fue muy bien. Ahora matices de ataque en campo contrario y ser certeros nos está privando de ganar. Seguiremos insistiendo hasta derribar el muro», y afirma que «cambiar de sistema significaría transmitir dudas e inseguridad a los jugadores».
Fichajes
Desde el 1 de enero de 2018 hasta ahora, han sido varias las incorporaciones a la plantilla. Vamos por orden. En el mercado invernal de la campaña pasada vinieron dos jugadores. Una de cal y una de arena. Luciano Vietto y Francis Coquelin. El argentino venía de no jugar con el ‘Cholo’ Simeone. Debutó en un partido frente a la UD Las Palmas y marcó un hat-trick. A partir de entonces no se supo nada del argentino. Hasta que se marchó en verano.
Por otro lado, Coquelin sorprendió a todos. Su capacidad de sacrifico, lucha y garra en el centro del campo encandiló a Mestalla hasta que se lesionó para 7 meses. Sin embargo, volvió con más fuerza que nunca y se ha hecho con un puesto de titular en el centro del campo de Marcelino.
En verano se marcharon Zaza (Torino), Montoya (Brighton), Nacho Vidal (Osasuna), Andreas Pereira (United) y Maksimovic (Getafe). En el apartado de llegadas aparecieron Diakhaby, Piccini, Wass, Racic, Cheryshev, Gameiro, Batshuayi. Casi nadie ha cuajado. Solo Wass, que se adapta y cumple en la posición que sea y Diakhaby, que ha demostrado que, a sus 21 años, no le viene grande la camiseta del Valencia. Además, hay otros, como Gameiro o Batshuayi, que se les busca salida incluso este mercado invernal. Un mercado invernal que deja las bajas, por ahora, de Murillo (Barcelona) y Nacho Gil (Elche).
Centenario
En el lado extradeportivo, se empezó la temporada del Centenario. Pocos actos. Actos que se hacen prácticamente en privado y, además, caros. De momento, para una cosa que se vive una vez en la vida, han sacado un libro, un vino y la presentación de un partido con leyendas del valencianismo (Baraja, Mista, Angulo, Vicente…) en el que cobran precio por la entrada, medida que si hubieran hecho gratis, más gente asistiría.
La afición quiere muchas más cosas de un centenario que se está quedando pobre y del que se esperaban muchas cosas más de las que, hasta la fecha, se han producido.
En resumen, un año que empezó de una gran forma. Se consolidó con la clasificación a Champions, demostrando que el Valencia podía pelear de nuevo contra los más grandes pero que, desafortunadamente, ha durado muy poco y toca volver a empezar y trabajar para enderezar el rumbo si no se quiere tirar la temporada del Centenario por la borda antes de hora.