Lo que debió haber sido un día de fiesta para el Blackpool, que estando en el tercer escalafón del futbol inglés rara vez recibe la visita de un equipo de abolengo como el Arsenal, se tornó en otra tarde gris gracias a un mal que lo persigue desde hace tres décadas: Owen Oyston y el pobre manejo que hace de un club que, por la ciudad en la que se encuentra, debería soñar con la Premier en vez de marchar décimo en la League One.
Un aficionado del ‘Pool fue arrestado por sentarse en el techo del bus del Arsenal como forma de protesta por la obscura gestión que ha llevado el patriarca del club; las gradas vacías de gran parte del Bloomfield Road y los volantes que repartieron los valientes que fueron al estadio, también fueron parte de las acciones que la afición de los “Marineros” emprendió para dejar en claro su descontento.
El Arsenal no se vio afectado por los sucesos que se dieron fuera del campo ni por la súbita ausencia de Koscielny (quien se lesionó y fue sustituido por Carl Jenkinson); con una mezcla de veteranos y de jugadores de su brillante cantera, jugó de manera solvente, mordió cuando tenía que hacerlo y se llevó a Londres un partido que, a priori, parecía ser más complicado. La clave estuvo en la excelente mancuerna que armaron al centro del campo Aaron Ramsey y Mohamed Elneny. Sería un pecado que el Arsenal dejara ir a la Juventus a un jugador del calibre del galés, que ataca tan bien como defiende. Elneny, que esta temporada no ha tenido tanto espacio, hoy mostró la valía que puede tener cuando está enchufado; tiempista y con oficio, le dio equilibrio a los del norte de Londres y abrió espacios para que los juveniles del Arsenal mostraran chispazos de talento que decantaron la serie a favor de los muchachos de Emery, que le dieron un muy tranquilo debut en la FA Cup a su timonel.
A escasos diez minutos de haber iniciado el encuentro un tiro libre de Ramsey terminó estrellándose en uno de los palos defendidos por el arquero local, situación que dejó en una posición favorable a Joe Willock, que sólo empujó el balón para abrir el marcador. Lo que siguió fue un partido a modo para los visitantes, que si bien no abrumaron a los locales, siempre mostraron qué equipo era el que llevaba la iniciativa. El segundo golpe llegó gracias a la, otra vez, oportuna llegada de Willock que aprovechó una jugada iniciada por Elneny, que pasó por los botines de Jenkinson, y que el desafortunado Nketiah no pudo finiquitar. El siempre confiable Cech, después del 2-0, apagó dos jugadas que parecían de peligro cuando el Blackpool trató de rescatar aunque fuera algo de la primera mitad.
En el segundo tiempo el Blackpool, con más pundonor que ideas, salió a buscar un improbable empate que hubiese podido ser si los de naranja hubiesen tenido más temple para aprovechar las oportunidades que se les presentaron en los primeros 20 minutos de la segunda mitad. Pasados un par de sobresaltos para la defensa de los Gunners, los de Unai Emery volvieron a tener el control del partido e incomodaron el arco rival cuantas veces quisieron.
La mejor noticia para los Gunners, además del doblete de Willock fue el tremendo partido que dio Edward Nketiah, juvenil de 19 años que si hubiese estado más clínico a la hora de definir, se habría llevado un par de goles que mereció a pulso y que nunca llegaron. El tercer gol del Arsenal, ya cuando la suerte estaba echada, llegó por medio de Alex Iwobi, que aprovechó un rebote derivado de un tiro a bocajarro de Ramsey que el arquero local rechazó y dejó a modo para el extremo nigeriano. Los más de cinco mil aficionados del Arsenal que acompañaron a su equipo al noroeste de Inglaterra podrán dormir tranquilos: los Gunners están en la cuarta ronda de la FA Cup y, lo más importante, parece que la cantera de su equipo está volviendo a carburar.
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