Empate a nada

Se cerraba en Madrid la vigésima jornada de segunda división en el encuentro que enfrentaría al Rayo Majadahonda contra Las Palmas. Los locales llegaban en posiciones de descenso debido a las victorias de Extremadura, Zaragoza y Tenerife por lo que llegaba al partido con necesidad de puntuar. Las Palmas por su parte buscaban ganar para salir de esa “zona de nadie”, alejando el descenso e instalándose entre los de la zona alta de la tabla, aunque con el playoff bastante lejos.

Comenzó a rodar el balón en el Cerro del Espino y durante los primeros compases no hubo un dominador claro. El conjunto rayista tenía una mayor posesion de balón, pero las ocasiones las pusieron los visitantes, aunque con tiros lejanos carentes de peligro.

No eran capaces de generar peligro sobre la portería rival, y ni Cantero ni Raúl Fernández tuvieron que realizar ninguna estirada meritoria en los primeros minutos del partido. Esto sumado a la hora y a la baja temperatura enfriaron los ánimos de una grada que según transcurrían los minutos se iba adormeciendo, y los equipos sobre el terreno de juego no les daban argumentos para lo contrario.

Transcurrían los minutos y las protagonistas eran las defensas, no por sus intervenciones para cortar ataques rivales si no por mover el balón de derecha a izquierda y viciversa, sin mayor relevancia. La poca intensidad en el campo mosqueó a los aficionados locales que la tomaron con el árbitro, echándole en cara su arbitraje. La ocasión más reseñable la puso el ex valencianista Rafa Mir, en la última jugada del encuentro, tras la cual pitó el colegiado señalando el túnel de vestuarios.

Tras los quince minutos reglamentarios se inició la segunda parte, y los ánimos se caldearon más aún que al final de la primera mitad debido a dos duras entradas que al árbitro sancionó con tarjeta.
Por otra parte, los delanteros seguían sin aparecer, y tampoco se les esperaba. En quien más reseñable fue esta situación fue en Rubén Castro, que no paró de realizar aspavientos, aparentemente frustrado con su rendimiento y el de su equipo; y es que el delantero canario llegó hasta a ignorar las órdenes de Paco Herrera, su entrenador.

Según transcurría el tiempo las imprecisiones a la hora de jugar el balón por parte del Rayo Majadahonda se incrementaban, desquiciando a su afición y permitiendo gozar a Las Palmas de algún ataque de peligro como la volea de Timor en el 70 que obligó a Cantero a estirarse al máximo para despejar el balón.

Lo que faltaba de fútbol sobraba de intensidad y las tarjetas llovían sobre ambos equipos, y ni el cambio de los dos delanteros de las Palmas sirvió para abrir el marcador, ni los rayistas fueron capaces. Así pues, Puto el árbitro el final del encuentro con el mismo marcador con el que comenzó, empate a cero. Un punto para cada conjunto que poco cambia su situación clasificatoria.