El Rayo no aprovecha su superioridad
Un encuentro, donde los madrileños fueron superiores tanto en juego como en jugadores en los minutos finales, acabaría en un empate a uno gracias al gol inesperado de Piovaccari.
Dos clubes con necesidad de puntos se encontraban en el Arcángel en el que sería su primer duelo históricamente. El Rayo Majadahonda, como prácticamente toda la temporada, estaba debutando en muchos estadios y éste en Córdoba, no iba a ser una nueva ocasión en un encuentro que prometía ser duro con un frío intenso sobre el césped.
Los blanquiverdes lo intentan pero los madrileños golpean antes
El Córdoba salía al terreno de juego con la intención de encontrar portería lo antes posible. A pesar de algún intento del Rayo, los blanquiverdes estaban arrinconando a los madrileños atrás poco a poco buscando con distintos centros a Erik, quien volvía a la titularidad ante la sorpresa de muchos aficionados.
Poco a poco se iban rehaciendo los jugadores de Juan Vicente Peinado, aunque sufrirían una baja temprana. A causa del frío y una mala caída, un golpe en una caída tras un lance del partido, Varela tendría que abandonar por un golpe en el hombro que le impediría rendir al máximo.
Tanto estaba creciendo el Rayo Majadahonda que a falta de diez minutos del final de la primera parte le daría la primera estocada a un Córdoba que volvía a un juego poco productivo. Una jugada por la izquierda y que remataba mal Fede Varela, llevaría el esférico a la banda derecha por donde entraba Iza y quien no dudaría a la hora de marcar un verdadero golazo con su diestra sin ninguna oposición de la defensa blanquiverde.
El despertar blanquiverde
Curro Torres quería ponerle solución no solo a la sonora pitada de su afición y los gritos de «fuera, fuera», también quería revolucionar su once dándole entrada a Alfaro, aunque muchos no llegaban a comprende por qué entraba por Aguado y no por un jugador más ofensivo. Pronto entraría también Piovaccari pero el Rayo estaba sabiendo frenar a los cordobesistas.
Sobre el césped se estaba viendo a unos madrileños que tenían una facilidad sorprendente de llegar a portería y salir de su área con rápidas transiciones. Por el contrario, los cordobesistas andaban perdidos y se veía plasmado en la actitud de muchos de ellos, que bajaban los brazos rápidamente ante fallos que comprometían a su equipo.
Las ganas que traía Piovaccari se verían reflejadas a los minutos de su entrada. El primer balón que llegó a sus pies, prácticamente en el centro del campo, sería la ocasión que él quería. Tras deshacerse de Verza, el italiano conectaría un cañonazo que sería imposible para Ander y acabaría en el fondo de la portería.
El error de Aythami
La alegría tampoco le duraría mucho a los aficionados blanquiverdes. En una jugada entre Aitor y Aythami, el atacante caía al suelo doliéndose de un golpe en la cara el central, algo que corroboraría el linier y supondría la segunda amarilla para Aythami, dejando con uno menos a los suyos y comprometiendo el partido.
El asedio estaba servido y Abad empezaba a tener el doble de trabajo. El Rayo había olido la sangre e iba a por un Córdoba que estaba más tocado de lo habitual. La más clara la tendría Aitor, quien pondría a prueba por abajo al guardameta cordobesista, aunque si por algo estaba destacando éste era por su seguridad bajo palos.
Los minutos finales, aunque los madrileños estaban con uno más, se convertirían en un correcalles donde cualquier equipo podía marcar y llevarse los tres puntos. Pero finalmente el marcador quedaría en un empate a uno, repartiendo así un punto a cada equipo. Una recompensa insuficiente para ambos conjuntos pero que les permite seguir sumando en la clasificación.