Quizás, más allá de los títulos y las victorias demoledoras, lo que hace a un equipo grande es su capacidad de resiliencia, la particular manera en la que se mantiene en pie tras un vendaval. Solskjaer ha logrado que el United vuelva a ser un equipo con alma, la cual había extraviado tras el huracán que fue la esperpéntica gestión de Mourinho desde que el portugués había llegado a Manchester. Con la victoria que el Manchester United ha conquistado en el mítico Wembley, el técnico noruego se convierte en el primer entrenador de los Red Devils en lograr seis victorias en sus primeros seis partidos al frente al equipo más ganador de los últimas décadas en Inglaterra; sus seis victorias al hilo (5 en liga y 1 en la FA Cup) superan el anterior récord de cinco partidos que pertenecía a Matt Busby, el cual data del ya muy lejano 1946.
La condición de técnico interino con la que entró Solskjaer quizás se convierte en un contrato a largo plazo después de que el noruego haya apagado el fuego que envolvía al club, y al súbito renacer que ha tenido el equipo de sus amores bajo su recién nacido mandato. La prueba no era fácil y el escenario tampoco, enfrentar al Tottenham en su provisional casa esta temporada ha sido un auténtico Via Crucis para los equipos que se han parado por ahí y el United lo hizo con una prestancia nunca vista bajo el mandato de Mourinho, con el cual difícilmente cosechaban resultados positivos cuando enfrentaban a otros grandes de Inglaterra.
El United de la primera mitad fue, sencillamente, el mejor que se ha visto en lo que va del presente curso: Un equipo con hambre que mordía al rival en cada jugada y que se fue al descanso con un muy merecido 1-0 que los píes de Marcus Rashford le regalaron cuando el primer tiempo llegaba a su fin. Mas el Tottenham, convertido en uno de los equipos que mejor pulso tienen en el futbol mundial de los últimos años, no puso las cosas fáciles para los de Manchester y estuvo cerca de marcar en numerosas ocasiones. Harry Winks tuvo una oportunidad de oro a los ocho minutos de iniciado el encuentro y un gol anulado al siempre identificable Harry Kane le abrieron la puerta a los de Solskjaer para que estos fueran creciendo conforme el partido fue avanzando. Martial y Rashford se convirtieron en una pesadilla para la zaga del conjunto local, que vio cómo su marco era apedreado una y otra vez y que se mantenía en ceros gracias a la falta de contundencia de los hombres de ataque del United, hasta que llegó Rashford.
El extremo inglés aprovechó un pase del renacido Pogba, quien lo puso frente al arco de los Spurs con un trazo largo de suma calidad, y con un potente disparo razo al ángulo inferior izquierdo del arco defendido por Hugo Lloris, marcó el único tanto del partido. Lo que siguió, ya en la segunda mitad, fue una auténtica cátedra de cómo se debe atajar que fue impartida por un brillante David De Gea, al cual los aficionados de los Red Devils le deberían dedicar todos los elogios posibles. Una actuación épica.
Una bala lanzada por Son cuando recién arrancaba el segundo acto daba cuenta de lo que devendría para el United. Kane, Dele Alli , Llorente y Alderweireld pusieron a temblar a todos menos a De Gea, que tuvo el temple para responder de manera proactiva a todas las ocasiones que le fueron creadas. Fueron un total de nueve atajadas, seis de un nivel superlativo, las que sellaron la, quizás, mejor actuación de De Gea en toda su carrera. Podrán reprochársele muchas cosas al portero español pero, sin lugar a dudas, es uno de los mejores arqueros del orbe y hoy se convirtió en un héroe al que sólo le falta la capa. Solskjaer tendrá que reflexionar sobre su desdibujado bloque defensivo pero, al menos, puede dormir tranquilo: la grandeza ha vuelto a Old Trafford.
Tottenham: Lloris; Trippier, Alderweireld, Vertonghen, Davies; Winks (Llorente, 81’), Sissoko (Lamela, 42’), Eriksen; Alli, Son, Kane
Manchester United: De Gea, Young, Lindelöf, Jones, Shaw; Matic, Ander Herrera, Pogba (McTominary, 92’); Lingard (Dalot, 82’), Martial (Lukaku, 72’), Rashford