Nuevamente Oviedo y Sporting han cosechado resultados dispares. Mientras los azules han vuelto a ganar y se reafirman en puesto de play-off, el cuadro gijonés sumó su segunda derrota consecutiva y cuarta en lo que va de 2019. Un solitario gol en un partido con escasisimas ocasiones de gol decidió el duelo en el Carlos Tartiere. El acierto ovetense fue total ahí, mientras que la otra cara fue el Sporting. ¿Ocasiones en Gran Canaria? Dispuso de muchas, pero todas marradas. ¿Pero errores defensivos groseros? Muchos también. Y eso es al final lo que pesó en tierras insulares.
El Tartiere rugió
- Consolidados en play-off. El Real Oviedo venció en un duelo clave. De eso no hay dudas. Una victoria que provoca que los azules puedan pensar en lo más alto. Porque los tres puntos cosechados el sábado le meten en la pelea por las posiciones más elevadas de la tabla. Se encuentran a seis puntos del ascenso directo. Es mucho sí, pero en Segunda ya se sabe que todo es posible. Al margen de este dato, que es muy positivo, los de Juan Antonio Anquela se centran, sobre todo, en mantener esa sexta plaza a la que han escalado después de seis victorias en los últimos siete partidos.
- La efectividad por bandera. El partido siguió el guión que todo el mundo esperaba. De esos que catalogan como feos, trabados, sin muchas ocasiones de gol y con un juego más cercano a la fuerza física que al fútbol de toque. Un situación que también hay que dominar para ganar. Ningún equipo pudo hacerse con el balón, y ahí es donde entró un factor crucial. Ser mejor que el rival en ambas áreas. Aprovechar lo poco de lo que se dispusiese. Y ahí, el Oviedo fue mejor. Avisó Diegui con un cabezazo que se marchó por poco, pero fue Tejera quien, con otro remate de cabeza, puso el tanto del triunfo. Un gol muy importante. Un tanto que mantiene a los azules sextos en solitario.
- El modo trabajo. Como hemos dicho en líneas anteriores, el Oviedo se puso el mono de trabajo desde el primer momento de partido. Intenso, serio, sin conceder la más mínima opción de respirar a su rival. El sello de Juan Antonio Anquela se plasmó a la perfección sobre el verde. Asfixiando cada salida de balón del rival, anticipándose en todas las jugadas y llevándose los duelos aéreos y las segundas jugadas. Todo ello a los ojos de un Tartiere que rugió para llevar al equipo hacia el triunfo. El gol de Tejera desató la locura en una afición que será pieza clave en los próximos encuentros.
- Victoria dedicada a Edu Cortina y su familia. El oviedismo es consciente de lo importantes que fueron los tres puntos. Pero el sábado, este factor era lo de menos. Porque club y afición demostraron la unión que hay en la institución carbayona y dedicaron el triunfo a Edu Cortina y su familia tras el fallecimiento del padre del futbolista. Un emotivo homenaje al final del encuentro donde la afición ovacionó al canterano y Toché, desde el círculo central, levantó la camiseta de Cortina ante el aplauso de compañeros y aficionados. Una vez más, quedó demostrado el gran grupo humano que hay dentro del vestuario del Real Oviedo.
Errores que persisten en las áreas
- Una acción que pudo cambiarlo todo: No arrancó bien el partido el Sporting, dando ya muestras en el inicio de que lo que se venía encima. Dos claras ocasiones del cuadro canario en los primeros cinco minutos aventuraban lo que podía venir. Pero al 13′ todo pudo cambiar. Una cabalgada por la derecha de André Geraldes -el mejor del Sporting junto con Diego Mariño en el encuentro- le regaló un gol a Álex Alegría que, con todo a favor, chutó fuera. Pudo ser el 0-1 que hubiese cambiado por completo un partido al que el Sporting había salido dormido.
- Errores infantiles que se repiten: Y de ese posible 0-1 se pasó en apenas diez minutos al 1-0. Un gol que viene tras un contraataque de una falta a favor del Sporting mal botada por Carmona, pero en la que Cristian Salvador comete un error gravísimo. Pierde el balón con el equipo en área contraria y permite al cuadro canario plantarse tres contra uno y no perdonar para subir el gol al marcador. No es la primera vez que sucede esto. En el anterior encuentro frente a Osasuna ya hubo acciones similares de contraataques rivales en notoria superioridad.
- Improvisación, anarquía y libre albedrío: La segunda parte fue de casi total control sportinguista. Tuvo el balón, lo movió de un lado a otro y parecía que el empate podría llegar. Pero ocasiones, no tuvo tantas. Y no las tuvo porque no supo atacar con un plan definido, sino que lo dejó a la libre improvisación. Tuvo ocasiones, claro. Sobre todo lanzamientos desde fuera del área. Pero solo en una acción de rebote el portero del cuadro insular tuvo que intervenir para evitar el tanto. Y es que el fútbol se generará en el medio, pero se gana en las áreas. Y en esas el Sporting lleva dos jornadas consecutivas completamente perdido.
- ¿Temporada acabada?: Se queda el cuadro gijonés a nueve puntos del play-off. Cierto que con muchos puntos por jugarse. Pero si la distancia en puntos es lejana, más aún lo es sensaciones. El equipo no transmite seguridad defensiva. No transmite pegada, ni tampoco transmite tener el control de los partidos. Con estos condicionantes se hace harto difícil pensar en algo que no sea tener un final de temporada sin sobresaltos. Sumar los 50-52 puntos en los que se cifra habitualmente la permanencia y empezar a pensar en la campaña que viene. Puede sonar muy triste en Febrero, pero como diría un viejo conocido del sportinguismo: «Esto ye lo que hay».