Dos equipos que venían de plagiarse el resultado de la semana anterior se daban cita en el partido inaugural de la jornada 29. Mallorca y Oviedo competían por unos tres puntos con mucha vitamina. El que se llevase la victoria se volvería a colgar del playoff, mientras que el derrotado vería como se aleja su objetivo.
Con dos pequeñas revoluciones en los onces, ambos técnicos hicieron salir a los suyos con una premisa muy clara. La de no encajar gol. Los de la ciudad de Vetusta, como cierto autor quiso nombrar a Oviedo, se posaron encima del campo con la intención de mantener la pelota, dirigidos por Tejera, que durante muchos minutos aportó el criterio necesario a su equipo. Por su parte, los de la isla de la «fona» se defendían con bastante sobriedad. Poca profundidad en ambos equipos que desembocaba en un 0-0 al descanso y casi sin ninguna ocasión por ambos equipos. La más reseñable, una volea de Dani Rodríguez que se iba por encima de la meta defendida por Champagne.
Las dos escuadras se iban a los vestuarios atufando a respeto. Los tres puntos y el playoff pesaban.
El segundo acto empezaba de manera radicalmente distinta. La igualdad se desnivelaba a favor de los locales. Nada más iniciarse, Folch mandaba a córner un centro lateral de Lago. Empezaban a sonar los tambores de guerra en Son Moix. Vicente Moreno leyó y olió sangre en el bando derecho del Oviedo. El valenciano daba entrada a la magia de Stoichov que junto a Lago Junior amargaban a un Viti Rosada totalmente superado. Poco a poco el plan del entrenador local iba cogiendo forma y el peligro planeaba por el área visitante. Budimir se ponía en modo cisne de Zenica y una tras otra superaba a Alanís y Carlos Hernández. La herida en la defensa ovetense se iba agrandando y Estupiñán, como ante el Nástic, aprovechaba una cesión de Salva Sevilla par adelantar a los suyos. Un zurdazo que esquivaba decenas de piernas y entraba en la portería.
Los bermellones se adelantaban y Anquela buscaba revolucionar el partido. El jienense daba entrada a tres atacantes, dos de ellos habituales.Lo intentó el Oviedo, pero la inercia del partido favorecía al Mallorca. Con la balanza desequilibrada, los baleares encontraban espacios. Y, ahí, Lago Junior y Budimir disfrutan. El de los balcanes la volvia a hacer, aunque está vez sin el premio del gol. Se marcaba un eslalon dejando atrás a Alanís y solo Champagne era capaz de desbaratar la jugada.
El Oviedo con más corazón que cabeza solo encontraba la idea del pelotazo. En balones aéreos, aparecieron los de siempre, Raillo y Valjent. Los dos centrales superaron con criterio y calidad cualquier intentona visitante en los últimos minutos.
Así finalizaba un partido de altos vuelos. Los de Vicente Moreno se llevaban los tres puntos que le permiten soñar con cotas altísimas, a merced de un Oviedo que tendrá que recuperar lo perdido hoy en el Tartiere.