Sporting y Oviedo siguen acortando sus diferencias de cara al derbi. Aún quedan dos semanas, sí. Pero la diferencia entre ambos ha vuelto a reducirse este fin de semana. El conjunto de José Alberto parece haber encontrado el camino. Segunda victoria consecutiva ante un Almería que propuso más bien poco en El Molinón. En el bando azul, el cuadro de Juan Antonio Anquela cayó por la mínima en Son Moix. Fue un partido trabado, propio de dos equipos que se jugaban el play-off de ascenso. Un detalle decantó la balanza del lado de los isleños. Los dos piensan ya en su última prueba antes del derbi.
Otra vez a balón parado
- La estrategia condenó al Oviedo. Una vez más. Como tantas otras veces a lo largo de la temporada. Aunque en esta ocasión fue diferente. No hizo falta colgar un balón arriba. Esta vez vino desde la pizarra de los isleños. Un balón raso a la frontal del área. Un despiste que cuesta un gol y un punto. Porque los zagueros carbayones no vieron la posibilidad de que una acción de ese tipo pudiese pasar. Salva Sevilla fue más listo que el resto y vio la posición franca de Estupiñán, que remató libre de marca para decantar el partido en favor de los isleños. Otra acción de estrategia. Ya van muchas.
- Revolución en el once. Lo veníamos diciendo durante la semana. El cambio de dibujo parecía una opción real. Juan Antonio Anquela había meditado la posibilidad de jugar con tres centrocampistas, y así lo hizo. Una línea de cuatro y tres mediocentros. Adiós a los tres centrales. Se buscaba más balón y menos juego directo. Viti fue otra de las novedades. El canterano ocupó el lateral diestro, mientras que Toché fue el elegido para actuar como delantero centro. La cosa no fue nada bien. Veremos ante el Nástic. Podrían volver los tres centrales.
- El ‘miedo’ a ir hacia arriba. Era un partido clave en la lucha por el play-off de ascenso a Primera División. Todo se iba a decidir, y al final así fue, en algún detalle. Por eso, tanto Mallorca como Oviedo prefirieron centrarse en no cometer errores. Los dos querían mantener su puerta a cero. Era la prioridad. Más que irse hacia arriba en busca del gol. Por eso se vio un encuentro trabado, con mucha pelea en el centro del campo, juego directo y la necesidad de hacerse con las segundas jugadas. No se vio un buen fútbol. Pero por parte de ninguno. Era lo esperado.
- Mes clave para el Oviedo. El conjunto de Juan Antonio Anquela tiene ante sí un mes clave en la lucha por el play-off. La semana que viene, los azules se medirán al Nástic, equipo que se está jugando la vida en la categoría. A partir de ahí, tres partidos clave. El primero será el derbi ante el Sporting en El Molinón. El partido más especial de la temporada. Después, Deportivo y Las Palmas visitarán el Carlos Tartiere de forma consecutiva. Doce puntos clave en un mes que acabará con los tres puntos que el cuadro asturiano cosechará ante el Reus tras su retirada de la competición.
Encontrando la horma del zapato
- El equipo encuentra un estilo: El partido del sábado ante el Almería dejó una nueva muestra de un Sporting más práctico. Ante un rácano cuadro andaluz que apenas llevó peligro -y el que llevó fue por demérito sportinguista y no mérito suyo- el Sporting generó fútbol y ocasiones. Pero no lo hizo a través de la elaboración, sino utilizando un fútbol muy directo como el que se había visto hacía una semana en Soria. En la primera parte malogró suficientes ocasiones, especialmente un Uros Djurdjevic muy desacertado, para poder haber dejado el encuentro sentenciado. Pero hubo de esperar a la segunda y a balón parado.
- Lo de Álex Alegría no es la estética: El extremeño logró su tercer gol en tres partidos consecutivos. Y como ocurriese con los otros dos, no fue de lo más estético. El primero, frente al Rayo Majadahonda, ya fue con la mano; el segundo en Soria un golazo pero con mucha dosis de fortuna y el de ayer, en un remate con lo que vulgarmente llamamos ‘chepa’. Lo que, goles o no a parte, aporta Alegría es mucho. El punta, que lleva dos encuentros siendo de lo mejor del equipo, se faja con toda la defensa rival. Baja balones en largo, distribuye, oxigena al equipo y permite que salga de atrás. Además da una mayor libertad a su acompañante; un Djuka al que le faltó la definición.
- Saber jugar con el marcador a favor: Tras el gol de Álex Alegría, el Sporting supo controlar el partido. Apenas sufrió y ese sufrimiento fue más por la incertidumbre del marcador, que porque su rival, un Almería conservador, le propusiese. En esta fase sobresalieron tres jugadores. El ghanés Cofie se mostró como un muro para cortar jugadas y ofrecer coberturas. Pero la asociación entre Carmona y Nacho Méndez fue clave. Entre el balear y el gozoniego se asociaron para, directamente, esconder el balón. Impedir que el Almería lo tuviese y que, a excepción de una acción del talentoso Luis Rioja, crease peligro. Es bien sabido que no hay mejor forma de defender que tener el balón.
- Quedan doce más una ligas más: Segunda victoria consecutiva de un Sporting que parece estar encontrando un estilo. Ahora toca la siguiente ‘liga’ de un partido. Esa será en Córdoba ante un equipo hundido en la zona baja, por lo que jugará muy necesitado en su campo si cabe. Algo de lo que el cuadro rojiblanco buscará aprovecharse para sumar su tercer triunfo consecutivo. Solo tras ese encuentro, tocará pensar en el derbi. Ya que esa será otra liga distinta.