Seis años después, el Celta se encuentra nuevamente inmerso en la lucha por eludir el descenso a la categoría de plata del balompié español. Al igual que en 2013, en el que era su retorno a la élite del fútbol nacional, tras cinco largas temporadas en el infierno de la Segunda División, la cosa vuelve de calculadora y papel con las cuentas de la lechera.
¿Como cambian las tornas en sólo un sexenio, no? En 2013, el celtismo se fue al parón muy cabreado con el equipo, por resucitar al eterno rival en el derbi en tierras herculinas (3-1), que ocupaba hasta ese momento el farolillo rojo de la clasificación y particularmente con Iago Aspas, por caer en las provocaciones del campeón del mundo, Carlos Marchena y propinarle un cabezazo al andaluz, que le costaría no sólo la tarjeta roja, sino una severa sanción, que privaba al genio del Morrazo de disputar 4 de las 10 finales que le restaban al equipo celtiña. De aquella bastaron 14 puntos para consolidar el milagro, ya que se contaba con 23 en la jornada 28. En la actualidad se cuenta con 2 puntos más en el casillero y la línea del bien se ubica en 3 puntos por encima de entonces, o sea, que igual se precisan 5 victorias -el 50% de los puntos aún en juego-.
Y la recta final por la salvación, comenzaba el mismo día que este año (coinciden los días en el calendario también), el 30 de marzo. Si en esta ocasión es un duelo fratricida con el Villarreal, que también se encuentra en posiciones peligrosas de la tabla, de aquella era el Barcelona, que aún no certificara el alirón de su vigésimo-segundo campeonato doméstico. El héroe de ascenso y permanencia Natxo Insa abriera el marcador, remontara el Barcelona y lo cerrara a la postre el capitán Borja Oubiña de un certero cabezazo al palo largo.
Luego encadenaría 2 derrotas consecutivas ante Rayo Vallecano (0-2) y una muy dolorosa ante un rival directo, como era el Mallorca, recibiendo un gol de rechace en el descuento en Son Moix, que a la postre significó la pérdida del average particular con los insulares, en un partido donde se le anularon 2 tantos a los celestes previamente.
Quizá el santo y seña de esa salvación fue la bermejinha de su redundante autor, que actualmente forma parte del cuerpo técnico del equipo vigués. Un gol en el descuento que hacía creer al parroquiano de Val do Fragoso, para tumbar a otro rival directo como el Zaragoza y a este sí que usurparle el tanteo común. Otros 3 puntos importantes en el Ciutat de Valencia con el cabezazo del argentino Augusto Fernández.
Nos perdonó la vida Aduriz en la visita del Athletic el 3 de mayo al fallar a puerta vacía un gol cantado. Aspas anotó con un zurdazo ajustado al palo, el que era su primer gol tras cumplir castigo. Terrorífica fue la segunda semana de mayo con las derrotas en casa ante el Atlético de un silbado Diego Costa en su retorno a Balaídos (1-3, en partido adelantado de la jornada 36 por la disputa de la final copera de los colchoneros) y el 1-0 en el Benito Villamarín, donde el combo de la desgracia, con el inoportuno resbalón de Jónathan Vila en el gol de Rubén Castro y la masacre arbitral con el tanto anulado al venezolano Túñez en un insólito fuera de juego arrancando desde muy atrás -imagen inferior-, azotó al Celta.
Todo parecía perdido con un momentáneo 1-0 del Zaragoza – Athletic de la jornada 36 -con los maños con infinitud de ocasiones para matar el choque-, pero Fernando Llorente e Ibai Gómez dieron la vuelta al electrónico y en La Romareda se avistó un poco de luz en el horizonte para los intereses célticos. En la mañana del lunes 19 de mayo -ya en el entorno de la relativa tranquilidad y necesaria reflexión-, se vislumbraban esas reducidas opciones de permanencia que se cifraban en el famoso porcentaje del 4%. Todo pasaba por sacar los 3 puntos en el José Zorrilla y por doblegar al Espanyol en casa en el cierre del campeonato. Los pinchazos de los rivales también eran necesarios y fueron providenciales. Tanto Zaragoza como Deportivo cayeron en las dos últimas jornadas (ante Betis y Atlético los aragoneses y frente a Málaga y Real Sociedad los coruñeses) y el Celta hizo lo suyo llevándose sus 6 puntos en juego y dejando una diferencia de 1 y 2 puntos con los mentados. Con el Deportivo no podía empatar a puntos, para quedar en Primera.
El calendario restante actual, tiene el escollo de jugar contra los 2 primeros (jornada 32 en el Wanda Metropolitano y jornada 36 ante el virtual campeón de liga). Sin embargo, está lleno de enfrentamientos directos con conjuntos que aún no lograron la salvación y con los que se pinchó en la primera vuelta (Girona, Espanyol y Leganés, de manera consecutiva entre las fechas 33, 34 y 35) y otros inmersos de lleno en la lucha por no descender -Villarreal y Huesca las 2 próximas jornadas y la visita del Rayo Vallecano a Balaídos en la bajada del telón de la temporada 2018-2019-. En estos últimos, importantísimo auparse con el gol–average particular, por posibles igualadas finales en la tabla clasificatoria. Veremos si vuelve a caer la misma breva que en el preludio de la Copa Confederaciones del Mundial de Brasil, con el Celta esperando por Iago Aspas como agua de mayo, que veremos si es quién de obrar el milagro otra vez.