Luego de la dura derrota ante Venezuela y sin su máximo exponente futbolístico, Lionel Messi, la Selección Argentina venció por 1 a 0 a Marruecos, en Tánger, con un tanto de Ángel Correa. A pesar de la victoria, el equipo dejó un pobre rendimiento en lo colectivo.
El viento, los exagerados tumultos entre los jugadores y las reiteradas infracciones de ambos equipos fueron realmente influyentes en desarrollo del partido. Pero no fueron los únicos factores: Argentina demostró imprecisión y la falta de variantes para atacar.
La caída por 3 a 1 ante la Vinotinto pesó en el armado del equipo para enfrentar al país africano. Lionel Scaloni, el entrenador, plantó un 4-4-2 en el campo de juego. Juntó líneas y buscó atacar en bloque. Germán Pezella y Walter Kannemann fueron de lo más prolijo en defensa. Leandro Paredes y Guido Rodríguez no participaron por los excesivos pelotazos largos. No se vieron conexiones entre los delanteros- Paulo Dybala y Lautaro Martínez- y ni Rodrigo de Paul ni Roberto Pereyra fueron determinantes por afuera.
Las ocasiones de gol para ambos equipos fueron muy escasas y lo mejor se vio por pasajes en la segunda etapa con las trepadas de Marcos Acuña por izquierda. Sobre el final, Correa- que ingresó desde el banco en reemplazo de De Paul- desequilibró por izquierda y remató cruzado para el 1 a 0 final.
La última gira antes de la Copa América carece de certezas. El entrenador no repitió sistema táctico y siguió probando jugadores sin mostrar una base sólida para el certamen. Además, declaró que aún le falta por definir el 30 % del plantel que irá a Brasil.
La imagen de Scaloni- en los seis amistosos anteriores- era aceptable por la convocatoria de jóvenes y la profunda mirada hacia el medio local, sin embargo, por sus decisiones y el actual rendimiento del equipo , retrocedió varios escalones.