Icono del sitio Grada3.COM

El fin de la era Hernández

Desde las 17:00 (miércoles, 27 de marzo), horario peninsular, el Bayern de Munich ha hecho oficial el fichaje del jugador rojiblanco, Lucas Hernández. La cifra del traspaso ha sido de 80 millones de euros, el jugador galo pasará a jugar en las Bundesliga durante las próximas cinco temporadas. La noticia ha cogido por sorpresa a una gran parte de los aficionados del Atlético de Madrid, al igual que hiciera su hermano menor (Theo Hernández) hace dos temporadas.

En el caso de Theo, el jugador despuntó en el Deportivo Alavés, en calidad de cedido, allí llevó al equipo vasco a jugar la final de la Copa del Rey, en el Calderón. Todos los aficionados colchoneros se frotaban las manos ante un rendimiento superlativo en una posición cubierta por un veterano Filipe Luis. Al llegar el verano nadie se esperaría que el jugador se marchase de la entidad, de un club en el que jamás disputó ni un solo minuto con el primer equipo. Eliminó el rojo de la camiseta para quedarse únicamente con el blanco, se mantuvo en la capital española. Pero, pasó del Atlético de Madrid al Real Madrid.

Un hecho que llevó a toda la comunidad colchonera a sentenciarlo por la mayor de las penas capitales, la traición. Aunque, para contento de todos su hermano mayor, Lucas, seguía en el equipo y su crecimiento comenzó a eclipsar cualquier atisbo del jugador que pudiera ser su hermano. La polivalencia era un factor que le hacía un jugador muy valioso. Su velocidad, fuerza y buen físico le forjaban como uno de los defensas a liderar la zaga rojiblanca. Con el tiempo creció, mejoró y ganó títulos (el Mundial de Rusia de 2018, entre otros).

La felicidad era máxima dentro del dogma ‘cholista’, sin embargo algo no iba bien. Desde verano incesantes rumores de una posible marcha a Munich azotaron a la imagen de la joven promesa, hoy en día consolidado defensa. Finalizó la ventana de fichajes y los aficionados podían respirar tranquilos, con él y Giménez el futuro de la ‘Gran Muralla rojiblanca’ estaba bien cubierta. Pero, con la llegada del mercado invernal los rumores, que jamás cedieron, recobraron aún mayor intensidad. El miedo era tangible, aunque la mayoría confiaba en la lealtad del «bueno de los Hernández».

Hasta que llegó el día, la lealtad parece tener un precio, o bien el club no estuvo a la altura de un jugador que con un futuro y, sobre todo, un presente brillante. Lucas Hernández puede jugar tanto de lateral izquierdo como de central y en ambas posiciones conserva su contundencia, posicionamiento y un físico envidiable. Quizás su estatus no lo tuvo en cuenta el club. Puede que sean conscientes ante la gran problemática que golpea a la mejor posición de la era Simeone (la defensa). El Atlético de Madrid no contempló el hecho de edificar en él y el uruguayo la base del futuro de la zaga del equipo. O bien, puede ser una cuestión de dinero.

La duda está en el aire, ¿quién pierde más jugador o club?, desde mi parecer el segundo, a pesar de ser una venta de 80 millones. Aunque, el tiempo nos dirá si realmente alguna de las dos partes pierde con este negocio. Lo que si esta claro son dos cosa. Primero, los hermanos Hernández se han desprendido de uno de los dos colores del conjunto colchonero para quedarse tan solo con uno. Lo segundo será que las oficinas del Atlético de Madrid tienen mucho trabajo este verano.

Salir de la versión móvil