Peter Lim, finalmente, ha entendido que hay que dejar las decisiones sobre fútbol a la gente que sabe de fútbol. Que no es lo mismo manejar una empresa en Singapur que un equipo de fútbol en España y, gracias a esto, el Valencia ha realzado el vuelo en las dos últimas campañas. Mucho se alaba a Marcelino o Mateu Alemany, pero Peter Lim, con su paso al lado, también tiene mérito. El máximo mandatario, en su primera aventura en el fútbol a máximo nivel, aplicó una metodología de trabajo sin éxito. 5 años en el Valencia que se pueden dividir en 3 etapas diferentes.
Primer año para soñar
El primer año de los cinco no pudo ir mejor. Nuno Espírito Santo en el banquillo de Mestalla y un equipo montado, principalmente, por Rufete y Ayala, al que acompañaban fichajes de Lim, aconsejado por Jorge Mendes, como eran André Gomes, Rodrigo o Joao Cancelo. Un equipo que tuvo una arrancada fulgurante.
Un equipo sólido atrás gracias a la figura del ‘general’ Otamendi, Cancelo y Gayà, balas en los laterales; donde Javi Fuego aportaba equilibrio, Parejo aportaba el control y André Gomes el desequilibrio. Además, en ataque Feghouli y Piatti brillaban en banda y Alcácer y Rodrigo ponían la guinda.
La temporada acabó con 77 puntos, que lograron para clasificar al equipo en Champions League, pese a que se logró en la última jornada y remontando al final del encuentro a un Almería que acabó descendiendo.
El proyecto en la cuerda floja
Los dos siguientes años fueron absolutamente caóticos. Peter Lim se dejó llevar por Mendes, quien utilizó al Valencia como escaparate de jugadores sin nivel para un equipo Champions, como Danilo Barbosa, Bakkali o Filipe Augusto.
Como era de esperar, los resultados no llegaban y los entrenadores empezaron a caer. Nuno, Gary Neville, Pako Ayestarán o Cesare Prandelli se sucedían en el cargo sin éxitos. Al final, el club siempre tenía que recurrir a Voro, el hombre apagafuegos del club para que consiguiera salvar la temporada. Dos años seguidos quedando en la posición 12, algo insostenible para un proyecto de un equipo ganador y que quería estar todos los años en Champions. Hasta que llegaron Marcelino y Mateu Alemany.
Vuelta a la senda del triunfo
Aquí es donde llega el momento clave de Peter Lim. El proyecto volvía a comenzar de nuevo y ya era la tercera vez que se intentaba. Cada vez la gente confiaba menos en el propietario, quien dio un cambio en su pensamiento y dejó vía libre a los hombres de fútbol. Dejó trabajar a Marcelino y Mateu Alemany, junto a Pablo Longoria, y les dio el control en la parcela deportiva.
Con Peter Lim apartado de los temas futbolísticos (a excepción del fichaje de Guedes, que era un negocio entre jeques), el Valencia ha vuelto a la senda del triunfo, los fichajes han ido acorde a las necesidades del equipo, han compensado la plantilla y han otorgado al equipo personalidad y claridad de ideas. Peter Lim se ha dado cuenta y ha sabido adaptarse a las necesidades del club, que requerían gente que conociera el mundillo del fútbol. Y parte del éxito del club estos dos años han sido gracias al máximo mandatario.