Antecedentes
Orlando Magic, a lo largo de esta década, ha tenido un periodo de reconstrucción. En el verano de 2012, se realizó un traspaso que sumió al equipo en la desdicha. Su hasta entonces estrella, Dwight Howard, había pedido ser traspasado a un equipo que luchase por el campeonato. Su intento en la franquicia fue frustrado en 2009 contra Los Ángeles Lakers de Kobe Bryant y Pau Gasol. En ese intercambio, Orlando recibió 6 jugadores de nivel medio y varias rondas del Draft. Con esto, comenzó su travesía por el desierto.
Desde 2012 hasta esta temporada, la franquicia solo había sumado más de 30 victorias una temporada (2015-2016). Su afición estaba comenzando a cansarse debido a la imposibilidad de desarrollo de un proyecto que no terminaba de cuajar. Gracias al Draft, el equipo tenía jugadores de gran potencial como Aaron Gordon, el cual no terminaba de explotar como una súperestrella de la NBA. Además, desde la gerencia se habían cometido varios errores tanto en traspasos como en elecciones del Draft. Algunos de esos errores fueron las elecciones de Mario Hezonja (número 5 del Draft 2015) o Jonathan Isaac (número 6 del Draft 2017).
Esta temporada 2018-2019 todo el mundo dentro y fuera de la NBA auguraba que la franquicia iba a quedar de las últimas otro año más. Sin embargo, a falta de un partido, el equipo tiene asegurada su presencia en Playoff tras ganar la División Sureste. Además, tras 7 temporadas, han conseguido un balance victorias-derrotas positivo, lo cual ha sido sorprendente hasta para sus fans.
¿Qué ha cambiado en Orlando este año?
El cambio en la franquicia ha sido bastante inesperado. Aun así, se pueden definir cuatro pilares en los que se cimenta el posible viraje de la situación.
En primer lugar, a principios de temporada, se cambió de entrenador. Steve Clifford cogió las riendas de la plantilla tras dos años desapacibles con Frank Vogel. Clifford venía de intentar luchar por Playoffs, sin éxito, con los Charlotte Hornets de Kemba Walker. Aun con estos antecedentes, Orlando depositó su confianza en él para redirigir el proyecto. Gracias a su labor, esta temporada no terminan la temporada a mediados de abril.
Otro aspecto a destacar fue el trabajo de la gerencia en la confección del equipo, que, a mi parecer, no fue del todo buena. Todo el mundo pensaba que elegirían un base en el pasado Draft, pero volvieron a escoger a un pívot, Mo Bamba. Esto, sumado a la falta de contratación de jugadores de perímetro y los traspasos de Elfrid Payton y Jonathon Simmons hacía ver a la gente que la plantilla estaba mal construida. Esta idea, en parte, se sigue pensando. En el citado traspaso de Simmons, adquirieron a Markelle Fultz, un jugador con muchas dudas debido a sus lesiones, pero con un enorme potencial.
Además, se ha de destacar el bajo nivel de la Conferencia Este. Es posible que, respecto a jugadores, los equipos del Este sean de los peores de la competición. Esto, gracias al calendario NBA, da la posibilidad a equipos de nivel medio de la conferencia «débil» de entrar más fácilmente a Playoffs.
Por último, y en mi opinión, lo más importante, ha sido el rendimiento de la plantilla. Sobre el papel, los jugadores de Orlando serían de los peores de toda la NBA. Pero, en equipo, su desempeño es superior a gran parte de su conferencia, o eso demuestra su clasificación a Playoffs. Su jugador insignia (y quien aparece en la imagen) es Nikola Vucevic, quien este año fue elegido para el All-Star Game. El pívot ha conseguido unas estadísticas de 20,8 puntos, 12 rebotes, 3,8 asistencias, 25,4 de PER y 10 de WS. Con estas «stats» se ha mostrado como uno de los «centers» dominantes de la competición. Además, Aaron Gordon también ha mejorado respecto a otras temporadas, apoyando así al pívot montenegrino. Otras piezas como DJ Augustin o Evan Fournier han rendido por encima de las expectativas esta temporada.
Debido a estas tres razones, una franquicia con pocas esperanzas, puede comenzar a soñar.
Y en el futuro, ¿qué puede ocurrir?
Tras alcanzar la postemporada, Orlando no tiene rival definido en primera ronda hasta el día 11 de abril. Sea cual sea el rival (Milwaukee Bucks, Toronto Raptors o Philadelphia 76ers), se ve complicado que lleguen lejos. Aun así, ya conseguirán una experiencia inédita para gran parte de los jugadores y del cuerpo técnico.
En el Draft 2019 tendrán una posición entre el 15 y el 17. Con ella podrían escoger al base de Vanderbilt, Darius Garland, el cual puede encajarles. También tendrían la posibilidad de traspasar a algún jugador para tener un «pick» o mejorar el que ya tienen.
La agencia libre y el mercado de traspasos de este verano pueden ser la clave de la mejora de la franquicia para el futuro. Orlando necesita a un base y a un escolta de garantías para mejorar a su plantilla. Opciones como Terry Rozier (Boston Celtics) o Ricky Rubio (Utah Jazz) podrían ser barajables por parte de la gerencia.
Para concluir, nadie sabe qué sucederá con Orlando en el futuro, pero ya pueden empezar a tener esperanzas con el rumbo de su franquicia.
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