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El ángel de la guardia del Sporting

Diego Mariño en un calentamiento previo durante un partido

Aunque esta jornada el Sporting ha sufrido un frenazo tras su empate en Tarragona, las opciones de play-off siguen sobre la mesa. El cuadro rojiblanco mantiene aún varias gracias a que ahora se está mostrando un conjunto muy fiable y que maximiza casi al extremo los goles que anota.

Además del buen desempeño defensivo, con solo tres goles encajados en los últimos ocho encuentros, mucho de ese mérito es de Diego Mariño. El guardameta y uno de los capitanes de la plantilla ha sido clave en esta fase. El buen hacer defensivo del equipo ha hecho que las ocasiones ante la portería gijonesa hayan sido pocas. Ese buen hacer defensivo y que las pocas que los rivales generan se encuentran con un Mariño salvador, son dos de las principales bazas que tendrá el Sporting para alcanzar el play-off.

Y es que, a excepción del encuentro frente al Granada, donde los nazaríes si sometieron por momentos al cuadro gijonés, cercando su área, ningún otro equipo logró generar más de cuatro ocasiones de gol por partido. Nada que ver, por ejemplo, con anteriores partidos. Extremadura UD, Rayo Majadahonda, UD Las Palmas y CA Osasuna, dispusieron de tantas ocasiones en cuatro encuentros de más en conjunto que los rivales de los últimos ocho partidos (29).

Pero para llegar hasta aquí Mariño ha tenido que sobreponerse a un aterrizaje difícil en Gijón. Llegó como petición en su día de Abelardo Fernández, que quería un guardameta que compitiese por el puesto con Pichu Cuéllar, hoy en el Leganés. Por ello, el Sporting desembolsó una cifra algo superior a los 600.000€ al Levante y le firmó por 4 temporadas.

Unos inicios difíciles en el Sporting

Pero esa batalla por la titularidad con el emeritense, era una batalla perdida. Desde el inicio Cuéllar fue el titular y se mantuvo, con excepción de dos encuentros por sanción, toda la temporada. Un año malo para Mariño, que además de jugar en solo cuatro partidos entre Liga y Copa, veía como el equipo descendía. Pero ese descenso le abriría las puertas de la titularidad. Cuéllar saldría de la entidad y el vigués se quedaba como principal candidato a la titularidad que Paco Herrera le otorgó sin pestañear.

Mariño disipó sus dudas pronto, con grandes actuaciones que valieron puntos. No tardó en ganarse el cariño de unos aficionados que pusieron en tela de juicio su fichaje y posterior titularidad. Y su rendimiento hizo que el Sporting tuviese también que responder en los despachos. Su contrato, que finalizaba en Junio de 2020, fue prolongado hasta Junio de 2022 con una mejora de sus condiciones.

Tras poder salir en verano -el Rayo se interesó y mucho en su fichaje- y cerrar esa puerta, Mariño se centraba en ser una pieza más del engranaje que devolviese a los rojiblancos a la máxima categoría. El irregular rendimiento de todo el equipo hasta hace pocas semanas, hacía de eso una probable utopía. Pero ahora el Sporting ha encontrado su estilo. Uno en el que las piezas encajan y funcionan como un reloj.

A todo eso se encomienda ahora el Sporting y el sportinguismo. A Mariño, a su sistema defensivo y a un estilo de juego que, aunque no sea siempre fiable como ocurrió ayer en Tarragona, le ha llevado a una pelea por la que ni soñaba hace un par de meses.

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