Parecía que sería un lunes tranquilo para un Chelsea que ha alcanzado las semifinales de la Europa League, que tenía enfrente a un rival que está peleando por mantener la categoría y porque le bastaba con una victoria para saltar al tercer puesto de la tabla. La historia de este lunes por la noche no fue color rosa gracias a la fragilidad de la defensa Blue, que no sabe cómo defender a pelota parada, y por la pérdida a medio tiempo del imprescindible N’Golo Kanté, el jugador que recupera y mueve los hilos del conjunto formado por Sarri, duda para enfrentar al Manchester United el domingo.
Los Blues sabían que tenían que buscar la victoria, a como diera lugar, después de los resultados negativos que tuvieron los otros contendientes a los dos boletos que restan para entrar a la Champions. El partido, desde el primer minuto, no defraudó. Chelsea puso a prueba al seguro arquero del Burnley, Tom Heaton, en un par de ocasiones generadas por la genialidad de Eden Hazard que creó las jugadas tempraneras que hicieron temblar al público visitante. La más llamativa, un globo que puso a Higuaín frente al gol. El argentino, con un rango corto y un ángulo reducido, logró superar la salida de Heaton, pero la gran labor defensiva del zaguero Ben Mee permitió que el balón no cruzara la línea. El local merecía el gol, pero el humilde visitante lo encontraría primero.
Burnley logró un tiro de esquina en la primera aproximación que tuvo en el partido, y le sacaría mayor rédito de lo esperado. Fue un córner como cualquier otro, fue un rechace de cabeza cualquiera de Azpilicueta, pero el problema es que el balón le llegó, como un regalo del cielo, al irlandés Jeff Hendrick, que conectó una volea celestial que haría caer el arco de Kepa. No habían pasado ni 10 minutos del inicio y el juego ya daba de qué hablar.
Unos Blues heridos responderían con furia a la fortuita ventaja que habían cosechado los visitantes. Chelsea empató a tan solo 4 minutos del gol del Burnley cuando sus dos mejores jugadores unieron fuerzas para quebrar el cerrojo defensivo de los Clarets. Una jugada con magia, donde Hazard le deshizo la cintura a Matthew Lowton y asistió a Kanté, terminó con un certero y potente disparo del campeón del mundo que emparejó los cartones. Sin que el Burnley siquiera pudiese reaccionar del primer golpe, le siguió el segundo. Azpilicueta le puso una asistencia genial a Higuaín y el argentino metió un balazo imparable para certificar la remontada de los visitantes.
Parecían dos disparos que habían llegado justo al corazón del Burnley, pero un equipo de un pueblo del noroeste de Inglaterra que no alcanza ni los cien mil habitantes, que desafía a la lógica con su mera presencia en la Premier League y que llegaba de una racha de tres partidos ganados al hilo, tiene un espíritu de lucha que no puede morir tan fácil. Otra jugada a balón parado, ejecutada a la perfección por los visitantes, empató el juego. Un tiro libre lejano, mediado por dos cabezazos dentro del área, le quedó en buena posición al diez local, Ashley Barnes, para que éste empalmara el balón y sacudiera las redes de la meta rival. 2-2 en menos de 25 minutos, por eso la Premier League es especial.
Dos ocasiones, dos goles. Al Burnley le bastaron dos tiros, como a los buenos pistoleros. A partir del gol que palió el jubilo de la hinchada local, el juego tuvo un solo hilo narrativo: un Chelsea golpeando a la puerta de un Burnley que dejaba el alma para que no cayera su arco por tercera vez. La llegada del medio tiempo también trajo malas noticias para el Chelsea, que se quedó sin Kanté, su jugador mas determinante en el medio campo.
Huérfano de uno de sus referentes, el Chelsea perdió creatividad y sólo puso ímpetu en un segundo tiempo que fue frustrante para unos Blues que lucharon, mordieron y crearon el peligro suficiente para llevarse los puntos que tanto necesitaban, que se tornan cada vez más importantes conforme se acerca el fin de la temporada. El esmero de los locales terminó siendo infructuoso porque sus hombres de ataque perdieron la pegada del primer tiempo. Higuaín, que estaba dando uno de los mejores juegos que se le recuerden desde su llegada a Londres, simplemente se apagó.
Los once jugadores del Burnley, de manera increíble pero literal, acabaron en su propia área defendiendo el punto que los aleja, tras un gran 2019 donde han sido el 5to equipo que más puntos ha cosechado en la Premier League (25), de un descenso que parecía inminente a finales del año pasado. El Chelsea, debido a sus desatenciones defensivas han dejado escapar puntos que lo podrían alejar de la zona Champions. ¿Sarri y su cuerpo técnico acabarán arrepentidos de desperdiciar este partido para el final del curso? El tiempo y la poca paciencia de la dirigencia de los Blues lo dirán.
Chelsea, 4-2-3-1: Kepa; Azpilicueta, Christensen, David Luiz, Emerson; N’Golo Kanté (Mateo Kovacic 46′), Jorginho; Hudson-Odoi (Pedro 41′), Eden Hazard, Loftus-Cheek; Gonzalo Higuaín (Giroud 77′).
Burnley, 4-4-2: Tom Heaton; Charlie Taylor, Ben Mee, Tarkowski, Lowton; McNeil, Cork, Westwood, Jeff Hendrick; Chris Wood, Ashley Barnes.
@Ricardoguajiro