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Un Sporting demasiado reconocible

José Alberto López charla con su segundo, Iván Hernández, en un entrenamiento

El partido del Sporting ante el Nàstic de Tarragona deja un sabor agridulce tanto en jugadores como en la afición. También hay una gran división entre la afición sobre si la jornada a nivel particular había sido buena o mala. Habiendo argumentos para defender ambas posturas.

En primer lugar el punto obtenido fue tildado por muchos como bueno y por otros tantos como insuficiente. Los primeros defienden que sumar fuera de casa siempre es positivo y contra un rival que te «anula» aún más. Por otro lado, muchos consideran que un punto contra un rival prácticamente desahuciado no se puede dar por bueno aunque no sea un desastre. Esta «fractura» también se pudo observar en los comentarios de los jugadores tras el partido, con el capitán Roberto Canella dándolo por bueno, mientras que Peybernes lo daba como malo.

El segundo motivo de fricción fue el propio juego. Los mismos que dieron el punto por bueno por lo general también daban como aceptable el fútbol planteado durante todo el partido. Y los que decían que el punto era insuficiente a su vez hablaban del pobre o nulo fútbol planteado por el equipo.

El fútbol del Sporting en Tarragona fue malo. No por feo y no por aburrido, que también, si no por ineficaz. Durante 90 minutos el equipo se encontró con la imposibilidad de ganar las disputas aéreas en zona ofensiva y de lanzar contragolpes verticales. Con el paso de los minutos el equipo se focalizó cada vez más en lanzar de manera continua balones largos para que Álex Alegría consiguiera crear a partir del campo rival. El partido de los extremos fue como mínimo pobre. Ivi López demostró estar fuera de ritmo y Traver solo se consiguió ir un par de veces de su rival.

Los cambios de Jose Alberto López se hicieron de rogar y no consiguieron modificar en nada el partido que estábamos viendo. Probablemente el entrenador tampoco quería cambiar demasiado lo que estaba viendo, ya que cada vez se aferra mas al modelo que ha conseguido recuperar al equipo y situarlo a dos partidos de la promoción de ascenso.

El buen trabajo del entrenador ovetense es indiscutible. Tras una etapa de titubeos, muy probablemente achacable a su bisoñez en la categoría, el equipo ha realizado una remontada épica, que ha conseguido devolver la ilusión a la parroquia. Por lo que el papel que se le asignó por muchos cuando llego al banquillo ya lo ha cumplido. Crear un equipo fiable, difícil de marcar y que consiguiera ilusionar a los aficionados.

Sin embargo sería una decepción enorme que el equipo no consiguiera llegar al play-off. Todos los aficionados que el sábado criticaron el partido no lo hacen por desagradecidos, «refalfiados» o similar. Lo hacen porque ven que el play-off es alcanzable y jugando contra un equipo netamente inferior no se consiguió crear peligro real ni una sola vez.

La necesidad de tener un as en la manga

Ahora que el entrenador ha conseguido crear un modelo fiable de juego lo idóneo sería que consiguiera aportar variantes desde el banquillo. No es necesaria ninguna revolución en el descanso, ni cambios en el 30′, sino algún matiz que permita que el equipo pueda atacar de diferente forma a rivales que se encierran. Una posibilidad es tener un poco mas de balón y potenciar a jugadores como Nacho Méndez, Carmona o Robin Lod no teniendo que correr tras el balón durante todo el partido.

Este fin de semana ante el Elche muy probablemente veamos un partido similar por el estilo de juego del cuadro ilicitano. Ojalá, si es necesario, el entrenador  si se atreva a cambiar lo suficiente para volver a la senda de la victoria. Porque los equipos toman nota y si el Sporting es incapaz de reinventarse durante los partidos, la candidatura al play-off presentada en estas últimas jornadas acabará esfumándose.

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