Pocas ligas han brillado como la Premier en este año, y ningún equipo inglés lo ha hecho como el Liverpool de Jürgen Klopp. Hoy, después de la hombrada que los Reds hicieron en las semifinales de la Champions League, los de Merseyside murieron de pie, sin conceder terreno a un digno campeón como el Manchester City de Guardiola. Una lucha por el campeonato única terminó con un récord de 14 juegos ganados al hilo del City y con el subcampeón que más puntos ha hecho en la historia de la liga inglesa. La sequía de títulos para el club más grande de Inglaterra ahora será de 30 años.
El Liverpool se vistió como guerrero para afrontar lo que podría ser el partido más importante de las últimas tres décadas en su historia en la máxima competencia doméstica. Un equipo golpeado, lleno de lesionados y llevado más por la voluntad que por el orden táctico dio el paso que tenía que dar tan sólo a los 17 minutos de juego. Los Reds tenían esperanzas, en la casa del Brighton las cosas seguían 0-0 pero se sabía que podía caer un gol del City, un rayo fulminante. Mané abrió el marcador por medio de una jugada extremadamente parecida al segundo gol que marcó Wijnaldum en una de las remontadas más espectaculares de la historia de la Champions el pasado martes; incluso tuvo ese toque de suerte que todo campeón necesita porque el balón también llegó a los pies del anotador por medio de un desvío fortuito de un defensa contrario. El panorama comenzaba a abrirse.
Glenn Murray podría haberse convertido en un nombre esencial en la historia del Liverpool si su sorpresivo gol, que adelantó al Brighton, hubiese sido suficiente para detener el vendaval que era el Manchester City en el Falmer Stadium. Mientras la afición del Liverpool festejaba la ventaja que obtenía el rival de los Citizens, los de Guardiola ni siquiera tuvieron tiempo de que les temblaran las piernas porque no pasó un minuto para que emparejaran el marcador por conducto de su mayor estrella: el infatigable Sergio Agüero. La emoción duró muy poco en las gradas del Anfield. Fue una falsa alarma, una manera cruel del destino de darle esperanzas efímeras a los millones de aficionados reds que hay por el mundo.
Mientras en las gradas se vivían los vaivenes propios de la cita histórica, los jugadores del Liverpool sufrían dentro del terreno de juego para poder quebrar a la zaga del séptimo clasificado y sus siempre peligrosos contraataques. Los Wolves de Raúl Jiménez, Diogo Jota y el siempre inteligente Nuno, son el club que mejor le ha plantado cara a los 6 poderosos de arriba, por eso están a un paso (del City si gana la FA Cup) de jugar su primera Europa League. Así lo dejaron ver cuando Matt Doherty sacó un potente disparo que pegó en el travesaño de Alisson en el atardecer del primer tiempo.
Los visitantes no se rindieron, siguieron siendo un hueso duro de roer y fueron más proactivos en el ataque que los locales, quizás llevados por la emoción de una semana que será inolvidable en sus vidas y en los anales de la historia de uno de los clubes más grandes del Viejo Continente. Wolverhampton mordía, pero fue el Liverpool el que clavó los dientes. Trent Alexander-Arnold, un fuera de serie como lateral derecho, dio su decimotercera asistencia en la temporada (récord histórico para un defensa desde que la liga inglesa adoptó el nombre de Premier League) para que Mané firmara un doblete y sellara el intento desesperado del Liverpool de llevarse los laureles, aquellos que el City ya tenía puestos porque ya ganaba por 4 a 1 a esas alturas del partido.
Fue una temporada de ensueño para los Reds: sumaron 97 puntos en la liga, lo que les habría bastado para coronarse en cualquiera de las temporadas previas a los últimos dos títulos de los Citizens, a pesar de tener a cuestas los partidos de enorme exigencia de la Champions League. Será un golpe duro, pero el futbol da siempre nuevas oportunidades de redimirte: el Liverpool tiene una, aquella que lo convertiría en el campeón continental en la temporada en la que los ingleses han logrado adueñarse de ambas finales de la UEFA. Un sabor agridulce, pero que los aficionados de muchos equipos rogaríamos tener.
@Ricardoguajiro