Nunca antes un himno de vencedor ha resultado tan adecuado para un derrotado.
“Cuando camines a través de la tormenta
Mantén tu cabeza alta
Y no temas a la oscuridad.”
Hoy hace 18 años de uno de los episodios más importantes y emocionantes de la historia del Deportivo Alavés. Son innumerables las historias que, a lo largo del día de hoy, muchos de los alavesistas repetiremos como un mantra, tal y como llevamos haciendo todo este tiempo. “Yo el día de la final de la UEFA estaba….”. Los más afortunados narrarán un viaje que roza la epopeya, los menos afortunados, sus nervios viendo el partido en Mendizorroza… Pero todos coincidirán en que en ese día, fuimos campeones.
La mayoría de esa afición que se trasladó a Dortmund, aún hoy, sigue inquebrantable e impertérrita (ella también soportando lluvia, viento y tormentas, como dice la canción) en el gradería del estadio de su equipo. Van llegando nuevas caras a esas gradas, todas inyectadas de una pasión heredada (o adquirida) albiazul que es seña de identidad para el Deportivo Alavés.
Poco queda por decir de esa épica final, salvo quizá que fue una muestra más de que al fútbol lo hace grande sobretodo y ante todo, su afición.
A 16 de mayo de 2019, la afición alavesista, puede seguir diciendo que “Nunca caminaréis sólos”. Porque a veces, los himnos de los vencedores, encajan mejor con los derrotados.
