El adiós al ascenso directo, un fracaso para el Málaga
Con la victoria del Granada en Albacete, quedaron sepultadas para los malaguistas las escasas opciones que les quedaban de alcanzar los puestos de ascenso directo, un objetivo para el que estaba netamente diseñado este Málaga y que llegó a tener en la mano durante buena parte de la temporada.
La Liga 1|2|3 es esa maravillosa competición en la que, lejos del descomunal dominio que reina en ciertos equipos poderosos de la Liga Santander, no siempre se acaba llevando el gato al agua el que más dinero tiene. Y si no, que se lo pregunten al Málaga, que vio el pasado lunes como se le escapó algo que desde principios de temporada y hasta bien entrada la segunda vuelta parecía que estaría en su mano. Con la victoria del Granada en el Carlos Belmonte, ya es imposible para los blanquiazules alcanzar los puestos de ascenso directo. El ya ascendido Osasuna hace tiempo que se escapó de manera matemática, y en lo que respecta al equipo nazarí, de nada serviría ya sumar el máximo de 74 puntos que aún podría conseguir el Málaga haciendo pleno en las tres jornadas que restan, teniendo en cuenta que los vecinos tienen rotundamente a su favor la diferencia particular de goles entre ambos equipos, merced a sus dos victorias contra los malaguistas en La Rosaleda (0-1) y Los Cármenes (1-0).
Esos dos puestos de ascenso directo que ahora parecen tan lejanos, estuvieron durante buena parte de la competición liguera al alcance de un Málaga que estaba diseñado para dicho objetivo. No en vano, estamos hablando del mayor presupuesto de la división de plata, merced sobre todo a esos 25 millones de euros que el club de Martiricos se embolsó por parte del seguro de compensación que la Liga tiene destinado para los clubes que descienden de categoría. En el caso que nos ocupa, dicho seguro era especialmente cuantioso debido a la notable trayectoria de los malaguistas en los últimos años en la Liga Santander, siempre quedando clasificado entre los diez primeros hasta que las cosas se torcieron sobremanera hace un año con el descenso. Estos y otros factores de bonificación fueron los que contribuyeron a que el Málaga, bajo la batuta de José Luis Pérez Caminero, pudiera confeccionar un equipo plenamente preparado para retonar a la primera división por la vía rápida. Las llaves de dicha plantilla se encomendaron a Juan Ramón López Muñiz, el técnico del último ascenso malaguista a primera división y que más recientemente también había conseguido subir al Levante, como se suele decir, «con la gorra».
El técnico asturiano, con un fulgurante arranque de temporada que era prácticamente idéntico al que había protagonizado allá por 2007, evidenció cuál era desde luego la aspiración de este equipo. Ostentó el liderato desde la segunda jornada hasta la duodécima, cuando una polémica derrota en El Sadar ante el equipo que precisamente ocupa ahora dicha posición de privilegio, le hizo caer de un primer puesto que ya no volvería a recuperar en toda la temporada. Pero el ascenso directo no es un privilegio exclusivo de aquel equipo que queda campeón de la categoría de plata de nuestro fútbol. El subcampeón también es merecedor de ello, y esa segunda posición sí que ha sido ocupada por el Málaga o ha llegado a estar a su alcance desde hace menos tiempo. Tras imponerse por 0-2 en La Romareda, el final de la primera vuelta dejó al Málaga a igualdad de puntos con el Albacete, siendo la diferencia general de goles respecto a los manchegos lo único que separaba a los malaguistas de la segunda posición. Pero los 39 puntos sumados al término de la jornada 21, y cimentados sobre todo a la enorme fortaleza demostrada en La Rosaleda en la mayoría de partidos de la primera vuelta, situaban a los blanquiazules en una media de puntuación que habrían otorgado el ascenso directo si se hubiese conseguido replicar (y no digamos ya mejorarla) en la segunda vuelta.
El Málaga celebra uno de los goles de la victoria en La Romareda que cerró la primera vuelta: Foto Marca
Nada más lejos de la realidad. Los 26 puntos que de momento lleva el Málaga en esta segunda vuelta, y que como mucho podrían llegar a ser 35 puntos si se hiciese pleno de victorias en las jornadas que restan, no han sido ni van a ser suficientes para conseguir el objetivo del ascenso directo para el que claramente estaba confeccionado este equipo. Y eso que sí se ha logrado mejorar la puntuación en una faceta que llegó a ser considerada como el gran lastre del Málaga de la primera vuelta: el jugar lejos de La Rosaleda, donde se obtuvo 15 puntos en 11 partidos, merced a cuatro victorias, tres empates y cuatro derrotas. En la segunda vuelta, los malaguistas han conseguido sumar 16 puntos en 9 partidos, con cuatro victorias, cuatro empates y una sola derrota, y teniendo en cuenta además además que todavía falta por disputar un partido en el Carlos Belmonte. ¿Dónde ha estado entonces el gran talón de aquiles del Málaga de este segundo tramo del campeonato? ¿Está claro, no?
El pobre balance del Málaga en casa en esta segunda vuelta, teniendo en cuenta sobre todo que en la primera vuelta se llegó a obtener 24 puntos jugando como local, con ocho victorias y dos derrotas (una de ellas, el sonrojante 0-3 ante el Reus), se ha hecho acreedor de prácticamente toda la culpa de la actual situación. Muy lejos de ser aquel Málaga que hizo de La Rosaleda un fortín con un pleno inicial de siete victorias consecutivas en casa, los malaguistas han sumado unos pírricos 10 puntos en los encuentros jugados en Martiricos en esta segunda parte del campeonato, con un balance de dos victorias, cuatro empates y tres derrotas en 9 partidos, cuando todavía restan dos partidos más por disputar en feudo propio. Este balance todavía podría subir a 16 puntos si se consiguiese la victoria contra Zaragoza y Elche, pero dichos números seguirían estando muy lejos de los 24 puntos que se sumaron en la primera vuelta, y han sido desde luego los mayores responsables del receso que ha sufrido el Málaga en la clasificación. Entre las dos únicas victorias en suelo malagueño de esta segunda vuelta (el 2-1 frente al Lugo y el 3-0 frente al Real Oviedo), ha medidado además la friolería de 115 días, superando incluso aquellos 95 días que el Málaga estuvo sin ganar fuera de casa en la primera vuelta. Una losa demasiado grande desde luego para un equipo que aspira a estar en la cabeza de la clasificación.
Las cosas empezaron a torcerse el primer día del mes de febrero. El Málaga afrontaba la primera de una serie de dos partidos consecutivos en La Rosaleda frente a Almería y Las Palmas, con los que aspiraba volver a alzarse con el liderato de la clasificación. Sin embargo, dos empates conseguidos en circunstancias muy diferentes pero igualmente dolorosas privaron a los blanquiazules de ello. Frente a los almerienses, un tanto en el minuto 91 de Luis Rioja puso las tablas a un partido que estaba ya prácticamente ganado. Y frente a los canarios, una más que polémica actuación del colegiado Ocón Arráiz anuló al Málaga dos goles, uno por un fuera de juego bastante dudoso, y otro por haber salido supuestamente el balón de la línea en un saque de esquina, cuando las tomas de cámara existentes de dicha jugada demuestran que no fue así. A pesar de que inmediatamente después se pudo ganar en Majadahonda y recuperar al menos la segunda posición, aquello fue el principio del fín. Especialmente, para Muñiz.
Muñiz observa a los jugadores del Extremadura celebrando un gol en el partido de su destitución: Foto Diario SUR
Aquella jornada 26 fue la última en la que el Málaga llegó a ocupar puestos de ascenso directo. A partir de entonces, una única victoria en ocho jornadas (la conseguida en el Nou Estadi de Tarragona) y ciertas derrotas decisivas frente a Osasuna en casa y ante el Granada fuera, acabaron por distanciar demasiado al equipo de los puestos de ascenso directo, y poco después fue el Extremadura quien certificaría, ganando en La Rosaleda, la defunción del tercer paso de Muñiz por el banquillo malaguista, con un final muy diferente al que tuvo aquel de hace una década en la categoría de plata y que acabó en el ansiado ascenso. El técnico asturiano murió con sus ideas, aquellas con las que ha quedado demostrado desde luego que no comulgaba buena parte de la afición malaguista, y eran los resultados los que le estuvieron respaldando en el cargo hasta que, desafortunadamente, dejaron de hacerlo. La llegada de Víctor Sánchez del Amo ha revitalizado al equipo con otro estilo de juego mucho más vistoso y gracias al cual podido obtener dos victorias en cuatro partidos (a lo que se une la victoria «sin jugar» del partido del Reus), pero en lo que al objetivo del ascenso directo se refiere, ha sido ya demasiado tarde desde luego para la posible reacción.
Ahora, en pos de intentar arreglar este consumado fracaso, a los malaguistas únicamente les queda la opción de asegurar su presencia en el play off y encomendarse a lo que es una auténtica lotería, donde cada año se viene demostrando que pueden llegar a ocurrir ascensos totalmente inesperados. El regreso a primera división por el camino largo es desde luego posible, pero la garantía del mismo no es ni mucho menos la misma que la que se hubiese tenido aferrándose a esos dos primeros puestos que llegaron a estar tan cerca durante buena parte de la temporada y que ahora están tan lejos. Tampoco invita al optimismo el balance que a lo largo de la historia han venido arrastrando los malaguistas en este tipo de promociones de ascenso en base a eliminatorias. Uno de los posibles rivales en el play off, el Cádiz, sabe perfectamente de qué estamos hablando. Así que, puestos a verse obligado a creer en la suerte, habrá que comprar boletos. Igual acaba tocando. O igual no.
Por @AdriCanLoz