Tras el empate frente al Éibar, el Real Valladolid inició una racha que le llevaría al borde del descenso. El colchón de puntos obtenido en el primer tercio de la temporada serviría para amortiguar la caída. En los 4 meses que transcurren entre el doble enfrentamiento frente al Éibar, solo serían capaces de sumar 9 puntos de 45 posibles. Una racha en la que saltaría por los aires la fortaleza defensiva mostrada hasta entonces y seguirían las mismas dificultades de cara a gol. Si en los primeros 12 partidos la media de goles encajados no llega al gol por partido, en los siguientes 15 se pasaría a los 2 por partido. Con esos números era muy difícil acabar la temporada en Primera.
Hasta finales de año, a pesar de que la tendencia negativa empezaba a ser evidente,el equipo mantuvo el tipo gracias a la victoria en Anoeta y un agónico empate en San Mamés. Pero el fin de año también trajo dolorosas derrotas en casa: frente al Leganés, por un humillante 2-4; y frente al Atlético de Madrid, por la buena imagen mostrada y por las controvertidas decisiones del VAR, una vez más.
El nuevo año arrancaba con una derrota frente a un rival directo como el Rayo Vallecano y fallando un penalti en el descuento que podría haber supuesto un justo empate. A pesar de esta derrota, las cuentas seguían saliendo a orillas del Pisuerga que tras empatar en Valencia finalizaba la primera vuelta con 22 puntos. Suficientes para soñar con la permanencia.
Traes caer eliminado en Copa frente al Getafe, nuevamente fallando un penalti, iniciaron los pucelanos la segunda vuelta y con ello la peor fase de la temporada: 6 derrotas en 8 partidos. La única alegría llegaría con la victoria por 2-1 frente al Celta, un rival directo. Por contra no se consiguió vencer a un Villareal que también se estaba jugando la vida junto con los pucelanos. De esta fase son los peores partidos de los de Sergio con derrotas como la de Huesca (4-0), Betis (0-2), Espanyol (3-1) fallando nuevamente un penalti que pudo cambiar el rumbo del partido, e incluso frente al Real Madrid(1-4) , con otro penalti fallado .
El Real Valladolid llegaba a Marzo en una situación angustiosa. La imagen que había dado el equipo en los últimos partidos no invitaba al optimismo, con 4 derrotas consecutivas. Tras el partido frente al Real Madrid, los pucelanos quedaban en el puesto 17 tan solo un punto por encima del descenso.
El bloque que había asentado Sergio durante la primera parte de la temporada empezaba a notar el número de partidos. Cansancio traducido en errores como los que costaron los 3 puntos frente al Espanyol, Rayo Vallecano o Leganés y goles como frente al Celta de Vigo o Huesca. Para dar algo más de aire en defensa, Sergio empezó a contar con Joaquín. Inédito prácticamente hasta ese momento ya que solo había jugado en Liga 90 minutos frente al Sevilla. Con su entrada el técnico catalán aprovechó para cambiar de sistema y jugar con 3 centrales en algunos partidos. En el medio del campo también empezó a tener más regularidad Anuar. En Enero se reforzó con la llegada de Hervías y tras su lesión, con la subida de Waldo al primer equipo. También la delantera con las llegadas del ecuatoriano Stiven Plaza, que solo disputó 38 minutos al lesionarse, y Guardiola que sería titular desde su llegada y fundamental para lograr la permanencia.