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Análisis | La supremacía inglesa protagoniza Europa

Que 4 equipos ingleses hayan llegado a la instancia final en los dos torneos de clubes más importantes de Europa no es una casualidad, es el resultado de una liga sumamente competitiva, con grandes equipos.

Y el decir que son grandes equipos no me refiero solo al poderío que tienen, son fuertes en lo mental, en lo físico y tienen entrenadores con un estilo y una forma de ser única, que han llevado a sus respectivos equipos a hacer historia.

Sí, el último párrafo describe al Liverpool y al Tottenham, dos equipos con estilo propio, humildes y que disfrutan el camino que han tenido que remar para llegar al Wanda Metropolitano.

La final que está a punto de jugarse por la Champions League será más pareja de lo que parece, el ser dos equipos de una misma liga, vuelve al partido aún más atractivo, porque le agrega un toque distinto.

Los jugadores ya se conocen, Klopp y Pochettino ya saben lo que es plantear un encuentro para contener las fortalezas del otro, pasa que ahora en 90 minutos te juegas la gloria de Europa.

El Tottenham fue un equipo que desde el inicio de la temporada mantuvo un perfil bajo, sin fichar a ningún jugador y manteniendo toda la base del año pasado, por más que fue difícil rechazar ofertas.

En Champions, generalmente los Spurs traían el papel de víctimas en cada escenario en el que se paraban. Un grupo con el Barcelona, Inter y PSV no dejaba los mejores panoramas para el equipo londinense.

Pero a Pochettino no le importó navegar con esa bandera, él sabía para qué estaba su equipo y pasaron como segundos sin convencer mucho.

Ante el Dortmund parecía que podría ser su final en el torneo, se medían a un club que venía dominando Alemania, con una inercia muy positiva. Y ahí comenzó a levantar la mano el Tottenham.

Golearon al Borussia y pasaron de manera categórica ante los germanos, mostrando una gran armonía en el equipo. Y después llegó el City y por más que habían goleado al Borussia seguían apareciendo como víctimas.

Y es que el City dominaba la Premier con una exactitud que rayaba en la perfección como le gusta a Pep Guardiola, con todo y que el Liverpool seguía pisándole los talones.

Ahí los Spurs demostraron de qué estaban hechos y lo demostraron hacía afuera, porque estoy seguro que por dentro ya sabían que podían ser capaces de luchar en estos terrenos y en tan importantes instancias, así es la filosofía de Pochettino.

Y eliminaron al City, en una batalla donde los golpes eran de un lado para el otro. Los londinenses supieron aguantar eso, con todo y que la inexperiencia también era un factor a considerar, para este equipo que está construyendo un capítulo muy importante en la historia del club.

Llegó el Ajax y ahora el contexto y la suerte los ponían como víctimas. Sin Kane ni Son, la juventud holandesa parecía tener ventaja, más cuando el club de Ámsterdam había eliminado al Real Madrid y a la Juventus.

Pero la historia de esta Champions estaba marcada para historias como la que está escribiendo el Tottenham. Lucas Moura tomó la estafeta de héroe que había tenido Llorente ante el City.

Se repusieron de visita y lograron de manera milagrosa alcanzar la final, superando a un equipo que jugaba por nota y que estuvo por delante  en el marcador por muchos minutos.

Parece que la tónica es así, el Tottenham no ha tenido ese rol de favorito, lo cual siento que ha liberado al grupo.

Eso no quiere decir que no salgan con la firme convicción de ganar, pero no saldrán con la presión del Liverpool, que tiene la revancha después de la final del año pasado.

Llegamos con los Reds, un conjunto que marcó una regularidad impresionante en la Premier y en la Champions. En su mejor temporada en Inglaterra, se quedaron a un punto de ganar la liga.

Kloop sabía que el grupo no era fácil, PSG y Napoli no eran sinodales accesibles, incluso el Liverpool terminó con la misma cantidad de puntos que los italianos.

Después de superar la complicada fase de grupos, llegó un examen aún más difícil, enfrentar al Bayern Múnich. Que aunque no era la mejor versión de los bávaros, la experiencia muchas veces da algo extra en situaciones tan complejas.

Klopp pasó el examen con una gran nota, vencer 3-1 a los alemanes demostraba el gran poderío de una escuadra que se enrachó y que se acostumbró a ganar.

Ante el Porto no tuvieron dificultades, fue una escala antes de llegar a la prueba final, el Barcelona. Ahí sí, la filosofía y el estilo de Jürguen deberían ser trasmitidos a todos sus jugadores.

La ida fue engañosa, el perder 3-0 un partido que dominaste es muy complejo de analizar y entender en muchas ocasiones. Pero la tranquilidad de un técnico que sabe vivir con la presión, también hizo que sus futbolistas se relajaran de cara a la gran noche.

Y el escenario perfecto para esa noche era Anfield y parece que Klopp inventó un guión que salió a la perfección en 90 minutos y que anuló tácticamente, físicamente y sobre todo mentalmente al Barcelona.

Un equipo con un carácter y un espíritu gigantesco, que se sobrepuso a las dos ausencias tan importantes que sufrieron, el caso de Mohamed Salah y Roberto Firmino.

Este sábado en el Wanda habrá un choque de estilo que será muy agradable, pero que no quede dudas que esta campaña en Europa podrá ser catalogada como la temporada inglesa.

Los ingleses robaron y demostraron la capacidad que tienen de poder dominar el futbol de todo un continente. Y todo culminará en un escenario espectacular en Madrid.

Twitter: @ismagonzalezMX

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