Los Samuráis ponen nerviosos a los Charrúas
Uruguay no logra vencer a una digna Japón, que pudo ganar si le hubiesen cobrado un penal al inicio del segundo tiempo
Japón no vino a participar, vino a competir a la Copa América y lo demostró ante la siempre correosa Uruguay, que sufrió el juego asociativo de los nipones y pudo enderezar el camino gracias a la inmensa calidad de su plantilla. Uruguay está clasificado virtualmente a la segunda fase, pero dio un partido que pone en dudas su transitar en esta edición del torneo de selecciones más antiguo del mundo.
Uruguay saltó a la cancha con el clásico 4-4-2 de, su 4 veces mundialista técnico, “el maestro” Óscar Washington Tabárez. En la medular, Torreira y Betancur mueven a un equipo que, con el pasar de los años, se ha vuelto mucho más asociativo.
Hajime Moriyasu, a pesar del resultado adverso contra Chile, no cambió ni parado ni sistema, optando siempre por el fútbol asociativo. Japón no jugó mal contra Chile, no poder pegar en el momento justo fue lo que hizo que el barco de los Samuráis se hundiera. Lo que sí fue distinto fue la pareja de ataque: Kubo y Ueda dieron paso al joven Hiroki Abe y al veterano, que fue parte de la maravillosa historia del Leicester campeón de Inglaterra: Shinji Okazaki.
El primer tiempo fue entretenido, los dos equipos tuvieron opciones de gol. Japón se desenvolvió bastante bien por la banda derecha: el primer gol lo generó el capitán japonés, Gaku Shibasaki, al liberarse de la presión del mediocampo uruguayo y poner un pase preciso a Miyoshi, que venció la tímida marca de Laxalt y tiró un potente disparo que acabó abrazando las redes de la portería defendida por el eterno Muslera.
Uruguay pudo responder a Japón gracias a las numerosas pérdidas de los nipones, en especial las de Nakajima e Itakura, que le permitió a Uruguay encontrar espacios que acabó capitalizando, en especial con los balones largos a Cavani. El gol del empate llegó por una inoportuna entrada de Ueda, que derribó a Cavani dentro del área nipona. El VAR metió su cuchara y Suárez convirtió su gol 58 en 109 partidos con la selección, una verdadera bestia.
En la segunda mitad, un partido que se había caracterizado por el reparto del balón entre ambos equipos, se rompió por las constantes pérdidas de balón de ambos equipos. Uruguay, después de recibir el segundo gol asiático , logró decantar la balanza a su favor sin poder quebrar el empate.
El gol que volvió a poner en ventaja a los nipones vino por medio de una jugada que repitieron constantemente los japoneses. Una pasada, donde el extremo se metió como interior y el lateral llegó a línea de fondo, para meter un centro que Muslera acabó dejando en bandeja de plata a Miyoshi, quien no perdonó y firmó su segundo tanto del partido. La ventaja hubiese podido ser aún mayor si el árbitro colombiano Andrés Rojas hubiese pitado un claro penal a favor de los asiáticos en el amanecer de la segunda mitad.
Tabárez contestó metiendo a De Arrascaeta en detrimento de Nández, lo que le permitió contener a Japón en el medio campo y atacar de manera más directa. Tan solo 7 minutos después de haber recibido el segundo karatazo japonés, emparejó los cartones con un tiro de esquina a primer poste que Giménez, de cabeza, mandó a la red.
Uruguay buscó por todos los medios lograr el tercer gol que le asegurara la clasificación a la segunda fase, pero Japón supo salir avante en defensa y también tuvo, en los botines de Miyoshi, el gol que le hubiese dado los tres puntos.
Uruguay, que se mantiene como un claro favorito al título, hoy dio sensaciones amargas que pueden endulzarse si La Celeste logra dar un partido top ante el bicampeón de América. Japón, la borde de la eliminación, deberá jugársela de todad todas contra Ecuador para demostrar que el cambio generacional que está fraguando Moriyasu va por el camino adecuado.
@Ricardoguajiro