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Tristeza nipona, alegría guaraní

Kubo y Miyoshi se lamentan ante una de las tantas oportunidades falladas por Japón

A pesar de tener a su propio Messi en Takefusa Kubo, un jugador genial de 18 años que acaba de comprar el Real Madrid, Japón no tiene pegada. Los nipones, anclados al juego de su delantero adolescente, no lograron darle el tiro de gracia a Ecuador y se despiden de una copa de la que no merecieron irse tan temprano. Ecuador, después de una fatídica primera fase, deberá replantearse el rumbo que ha tomado con el Bolillo Gómez si quiere volver a un Mundial más pronto que tarde. Ni samuráis, ni tricolores, la sonrisa pertenece a los guaraníes.  

La primera mitad se caracterizó más por las debilidades que por las virtudes de ambos equipos. Ecuador se caracterizó por una presión media-alta que le hizo provocar varios errores en la salida del cuadro nipón. Los japoneses, cuando lograban sortear la presión de la Tri, provocaban muchísimo peligro por medio del juego entre líneas del joven y habilidoso Takefusa Kubo; quizás el Real Madrid cambie de opinión y le dé una oportunidad en el primer equipo a partir de la próxima temporada, en vez de dejarlo en su filial. El samurái de 18 años fue un dolor de cabeza para la zaga ecuatoriana y para el mediocentro defensivo Carlos Gruezo, quien no pudo evitar que Kubo diera 3 pases clave, saliera avante en 3 de sus 4 gambetas y tuviera cerca de un 80 por cien de pases acertados en el primer tiempo.  

Ambos aprovecharon las flaquezas del rival, siendo Japón el que pegó primero. Gaku Shibasaki, el dotado mediocampista que es el eje de los ataques nipones, fue el que puso un trazo largo para Nakajima que aprovechó la tibieza de la defensa ecuatoriana para habilitar a Okazaki. El arquero Alexander Domínguez anticipó la jugada, pero su rechazó fue una asistencia para Nakajima, que resolvió bien y puso adelante a los nipones. 

Ecuador, que parecía en la lona, presionó incluso más. En un trazo largo, que fue muy mal calculado por el lateral Tomoki Iwata, la pelota quedó viva dentro del área asiática. Robert Arboleda metió un potente derechazo que el portero Kawashima rechazó mal, dejando en bandeja de plata el esférico para que Ángel Mena recuperara el gol, que tras ser goleador del futbol mexicano en la fase regular, tuvo una terrible liguilla que contribuyó a que su equipo, el León, no lograra levantar el título de liga. Era el preámbulo a un segundo tiempo intenso, pero huérfano de un héroe que impulsara a su selección a la segunda fase de la Copa América. 

Una vez más fue Takefusa Kubo el protagonista del partido: Ecuador no encontró la forma de contrarrestar el juego entre líneas del mediapunta nipón, y éste continuó mostrando las cualidades que lo llevaron de regreso a España. Fueron 4 los pases clave que dio el pequeño samurái en el segundo tiempo, fueron 4 las veces que los atacantes japoneses no supieron encontrar el arco. Maeda, Nakajima y Ayase Ueda (que se cansó de fallar en esta edición de la Copa América) se encargaron de convertir en carbón cada uno de los diamantes que Kubo puso en sus pies. Queda claro que Japón se eliminó a sí misma.

Ecuador confirmó que fue, detrás de Bolivia, el peor equipo de la Copa América. La tricolor del Bolillo Gómez no se vio cómoda en ningún momento: sus transiciones son un desastre, su defensa concede demasiado y sus delanteros no tuvieron la puntería de hace un par de años, cuando la selección ecuatoriana iba a la cabeza de las eliminatorias de la Conmebol. Ecuador ha vuelto a ser un desastre y deberá de corregir el rumbo si no quiere quedarse fuera del Mundial otra vez.

El final, con dos equipos cansados y desesperados por la victoria, fue de locura. Maeda falló un gol al 90. Preciado no cantó mal las rancheras y se perdió el del gane para los suyos al 93’. Kubo parecía haber encontrado premio para el partido inmenso que jugó al meter el balón a la red al 94’, pero el VAR marcó posición adelantada. Nada rindió frutos. Solo los paraguayos salieron contentos de un partido que fue más emocionante que bien jugado. Tan sólo 2 puntos le bastaron a los guaraníes, que jugaron partidos bastante irregulares en el grupo B, para jugar el siguiente jueves frente a Brasil.

Japón, en pleno cambio generacional, jugó en esta Copa con futbolistas que integrarán la sub-23 que representará al país nipón en sus propios Juegos Olímpicos en Tokio 2020. Dieron buenas sensaciones los samuráis, aunque deberán trabajar mucho más su parte defensiva si es que quieren colgarse una medalla. Ecuador fue un fantasma, y durante toda su participación en esta Copa arrastró su prestigio. La Tricolor no tendrá la mejor plantilla de Sudamérica, pero tampoco tiene un juego colectivo digno que le permita pasar menos penurias. Es así como el boleto para la siguiente fase de la Copa América cayó, de chiripa, en manos de la mediocre Paraguay de Berizzo, cuyo único mérito fue el empatarle a la peor Argentina de la era Scaloni.

@Ricardoguajiro

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