Daniel Parejo Muñoz (16 de abril de 1989). Tras ocho años vistiendo la zamarra blanquinegra el jugador de Coslada conseguía lo que parecía imposible unir tanto a sus detractores como a sus defensores en un grito unánime. Parejooo, Parejooo…
Mestalla agradecía así la temporada magistral del general madrileño, siendo el dueño del centro del campo valencianista, llevando la manija del equipo en todos los momentos de esta temporada centenaria que quedara de por vida grabada en el corazón del propio jugador.
Una primera vuelta difícil de olvidar
Parece que fue hace mucho, pero la temporada del capitán valencianista no arrancó de la mejor de las maneras, al de Coslada las cosas no le salían, incluso se llegó a debatir su titularidad allá por el mes de octubre cuando fue expulsado en Villareal. Pero Marcelino García Toral lo tenía muy claro, Parejo es el capitán y no se toca. El entrenador asturiano siguió confiando en el madrileño y todo hay que decirlo ¡bendito acierto!
El general remonto el vuelo y volvió para ser un toro desatado envistiendo a todo rival que se le ponía enfrente.
Segunda vuelta: la consagración del eterno capitán
La segunda vuelta de la temporada del centenario, quedará grabada en los corazones de todos los valencianistas y si se pregunta por un jugador el 90% te dirán Daniel Parejo. El capitán derrochaba calidad allá por donde iba, muchas veces el equipo se sostenía gracias a él, con pases imposibles, ayudas en defensa, goles, muchos goles. Lo conseguido por el madrileño roza la perfección y sus números lo avalan: 56 partidos, 10 goles y 9 asistencias. Siendo la brújula de un equipo que conquistó algo más que la Copa del Rey, consiguió el respeto y la admiración de propios e impropios.
Un nombre más para el Olimpo de los dioses de Mestalla
Tras ocho temporadas, Dani conseguía tras la Copa del Rey conquistada en Sevilla, entrar en ese círculo dorado en el que solo están las grandes estrellas del equipo de la avenida de Suecia. Capitán de un Valencia campeón, Parejo se gano con mucho esfuerzo cambiar los pitos de años anteriores por aplausos y ovaciones, siempre trabajando sin una palabra más alta que la otra, su temporada se enmarco en Sevilla, le sirvió para hacer historia con el equipo del Turia.