Tras el fichaje, cerrado por fin, de Borja Iglesias y el casi cerrado de Álex Moreno, el Betis tiene una última prioridad antes de que el mercado llegue a su final. Sin descartar otros posibles fichajes, aunque eso sí, supeditados totalmente a salidas, el cuadro verdiblanco quiere a un hombre más el centro del campo. Más concretamente de un perfil más defensivo que pelee con Javi García por la titularidad. Y según avanza Estadio Deportivo, el argentino Guido Rodríguez es el principal candidato.
Guido Rodríguez (Suárez Peña, Argentina, 12 de abril de 1994) es un mediocentro de corte más defensivo que ofensivo. Formado en las categorías inferiores de River Plate, llegó al primer equipo bonaerense en 2014. Salió cedido un año a Defensa y Justicia y en 2016 River lo traspasó al Club Tijuana mexicano por algo más de 2 millones. Su buen rendimiento hizo que solo un año después América lo comprase por 7,5 millones. Acumula hasta la fecha 112 partidos en la Superliga MX con 12 goles anotados.
El interés del Betis por el jugador del América mexicano no es nuevo. Hace meses que su nombre ya salió, pero por entonces el club manejaba otras prioridades y todo se enfrió. Ahora, con el puesto siendo una necesidad identificada por Rubi como necesaria de refuerzo, vuelve todo a reactivarse. Pero el precio ha subido. Y es que América no quiere traspasar a Guido Rodríguez. De hecho tiene apalabrada su renovación con el jugador a falta de firma.
Un traspaso obligaría a una salida
Eso obligaría al Betis a tener que negociar un traspaso por una cifra cercana a su cláusula, que es de 13 millones de dólares (algo menos de 12 millones de euros). Una cifra que el Betis, con el tope salarial ya algo ajustado tras el fichaje del delantero gallego, no puede llegar sin lograr dar salidas. El primero en la lista para salir sería el camerunés Kaptoum, por el que el Eibar se interesó hace tiempo, pero ahora mismo está congelado.
Por eso el escenario que baraja el Betis es una cesión con una opción de compra que incluso podría ser obligatoria en un año. Cuenta con el beneplácito del jugador, ansioso de dar el salto a Europa. Pero falta que su club acepte esa operación. La pelota está en su tejado.