aaaaUn nuevo Celta retoma el rumbo a su enésima intentona europea, la cual le acercó a su primer título hace algo más de 2 años con aquella desafortunada acción Beauvue–Guidetti en el descuento de la vuelta de semifinales en Old Trafford, amén de las 2 semifinales coperas idas a la charca, a pies de Sevilla y Alavés. Esa es la idea primordial, pero previamente hay que sellar la factible permanencia, que el año pasado tras el trimestre enrolado en la ausencia de su buque insignia, el delantero internacional moañés Iago Aspas, se vio abocado a ella y la consiguió matemáticamente en el último partido, tras un harakiri del Girona en las 10 últimas jornadas, donde sólo consiguió 3 puntos en sendos envites. En dicho tramo de competición, fue artífice el mencionado ariete, que logró 10 tantos en 9 partidos, además de 4 asistencias, claves en los 18 puntos de la salvación.
La primera piedra del presente proyecto fue la continuidad del cuestionado entrenador Fran Escribá (por los pinchazos en El Alcoraz y San Mamés), el hombre que comandó #ANosaReconquista exitosamente, sin embargo. Y con un mensaje publicado por el propio técnico valenciano en redes sociales al poco de concluir la temporada, que olía a despedida, días antes de publicar el club su proseguida al frente de banco olívico.
La dirección del club, marcó una hoja de ruta con canteranos esparcidos por el mapa futbolístico para arraigar la nueva andadura. El primero en caer, fue el salcedense Denís Suárez, que regresaba en verano al Barcelona, tras una cesión en tierras londinenses, al abrigo del Arsenal. No resultó fácil, porque el ex de entre otros Sevilla y Villarreal, quería subordinarse a Marcelino García Toral en primera instancia.
El culebrón del verano, que radicó en la rutina celeste, fue el de Maxi Gómez, que tenía apalabrada su marcha al Valencia por 15 millones, vinculada al regreso de Santi Mina 4 años después, además de la cesión de la promesa tinerfeña Jorge Sáenz. Y la cosa no fue cuestión de días, sino de semanas -influía que estaba disputando la Copa América-, ya que el charrúa estuvo a punto de aterrizar en la capital inglesa, con la amenaza del West Ham de romper la operación, depositando los 50 millones de su cláusula. Pero el Celta mantuvo el pacto con los ches, motivado también por el disconforme modo de pago de los londinenses.
Otro secreto a voces, a modo de incorporación, era la del robusto central ghanés, Joseph Aidoo, que estaba pendiente de oficializarse cuando el joven jugador finalizase su participación en la Copa África. Pese al torpedeo del Euro–Getafe, finalmente se produjo el enrole en las filas gallegas. Esta semana fue «repescado» el canterano Pape Cheik, que formó parte del Olimpique de Lyon en las dos temporadas precedentes.
En el capítulo de bajas, se puso fin a los servicios de Gustavo Cabral (al Pachuca) tras seis años alternando luces (uno de los goles de la permanencia de 2013 en Pucela y otro en la clasificación a octavos de UEL en Doneskt) y sombras (las famosas cabraladas que protagonizaba en muchos partidos). Otro con el que no se contaba era con su compatriota Facundo Roncaglia, quién se fue a Osasuna por un módico precio, ya que se buscaba salida al tener repleto el cupo de integrantes de la retaguardia. El eslovaco Robert Mazan sigue sin sitio, tras su media temporada en el club olívico de la 17/18, disputará la Liga SmartBank en el Tenerife.
La mayor parte de salidas se centró en la medular, con la marcha del testimonial danés Matías Jensen al Brentford inglés y de su compatriota carente de un protagonismo contínuo, Andrew Hjulsager al Oostende belga. Amén de la del turco Emre Mor, que tras dos temporadas donde destacó por su indisciplina y desavenencias con todos los entrenadores que tuvo, fue traspasado al Galatasaray. Otro que se vio forzado a tomar las de villadiego, es el apartado desde el verano pasado, el serbio Nemanja Radoja, que aún no tiene destino oficial. En la delantera, aparte de Maxi Gómez al Valencia, también se desvinculó el hispano-alemán, Denis Eckert, con mejores números en el filial, que en Primera División.
A 15 días del cierre de mercado estival, la plantilla olívica se predispone de esta manera:
- Porteros: Sergio Álvarez, Rubén Blanco e Iván Villar.
- Defensas: Hugo Mallo, Kevin Vázquez, Néstor Araújo, David Costas, Joseph Aidoo, Jorge Sáenz, Lucas Olaza y David Juncá.
- Centrocampistas: Okay Yokuslu, Stanislav Lobotka, Fran Beltrán, Pione Sisto, Brais Méndez, Denis Suárez, Jozabez Sánchez y Pape Cheik.
- Delanteros: Santi Mina, Toro Fernández, Claudio Beauvue y Iago Aspas.
Las tareas de la dirección técnica se encaminan a una marcha más que segura de Jozabed, tras la llegada de Pape y que Escribá quiere prescindir de los servicios del andaluz. No se descarta la salida del danés Pione Sisto quién ya gozó de una buena oferta del Aston Villa, que llenaba las arcas del club de Carlos Mouriño y le reportaba al jugador un doblaje de salario. El antillano Claudio Beauvue también tuvo pie y medio fuera, pero acabó cambiando de opinión al preparador olívico.
En cuando a las incorporaciones, sólo se espera a un jugador de banda y el más indicado es Nolito (quién ya estuvo entre 2013 y 2016 -imagen superior-) y a quién se lleva tanteando desde hace 2 meses. El andaluz está predispuesto a volver a enfundarse la zamarra céltica, pero todo apunta que si se fragua la operación será a golpe de cierre de mercado a fin de mes, ya que las pretensiones del Sevilla es sacar una buena tajada con el centrocampista, todo lo contrario que el Celta que busca abaratar el traspaso lo máximo posible.