El Real Madrid está cerca de atar el último fichaje de este año, si las lesiones respetan a la plantilla, para cerrar el equipo de cara a la presente temporada. Ya se intentó a Luis Scola, el cuál se acabó decantando por el Olimpia Milan, y el club blanco ha puesto los ojos sobre Salah Mejri.
La rotación interior ha quedado algo coja con la incógnita de qué pasará con un Trey Thompkins que ha vuelto en baja forma del verano, y con la resolución del equipo técnico de forzar a Usman Garuba y su crecimiento, pues no deja de tener 17 años. Por ello, y tras el fracaso en las negociaciones con Luis Scola, el nombre de Salah Mejri ha sido el mejor posicionado sobre la mesa para encontrar un relevo de garantías a Walter Tavares.
Salah Mejri llegaría al Real Madrid para ser la continuación de Walter Tavares en la pista. Intimidación en la pintura con sus 2.18 metros, control de la zona, defensa y rebote es lo que garantiza el pívot tunecino, que viene de cuajar un gran Mundial de China con un promedio de 16 puntos y diez rebotes, y con grandes actuaciones como contra España y sus 15 puntos y siete rebotes, o como contra Irán y sus 22 puntos y 15 rebotes.
Tras su paso por la NBA en los Dallas Mavericks, donde ha sido compañero de Luka Doncic esta temporada, Salah Mejri abandonó la mejor liga del mundo y desembarcó en China para jugar en el Liaoning Flying Leopards. Ahora, y con sólo un mes de contrato restante con el equipo chino, el Real Madrid pondrá una oferta sobre la mesa del tunecino para volver al equipo con el que ganó una Copa del Rey, una ACB y una Euroliga en el período que estuvo entre 2013 y 2015.
Si se concretase la operación, el Real Madrid cerraría la plantilla de manera oficial y estaría listo para ir con ese equipo hasta el final, si respetan las lesiones. La llegada de Salah Mejri apuntalaría un juego interior temible y lleno de posibilidades que dará más de un dolor de cabeza a Pablo Laso a la hora de descartar y dar minutos a los jugadores.