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Poco, nada y un punto

Pugna entre dos jugadores del Real Valladolid y el Atlético de Madrid | Imagen obtenida del twitter oficial del Real Valladolid.

 

Real Valladolid
0 0 Atleti

 

En Valladolid, a las 16:00, Sánchez Martínez hizo sonar su silbato para a ordenar a los veintidós jugadores, colocados en sus respectivas posiciones, dieran comienzo al espectáculo. Bajo un buen domingo, los de Diego Pablo Simeone visitaban a los de Sergio González. Ambos técnicos planteaban el mismo sistema táctico: 4-4-2.

Sin embargo, el equipo visitante presentó una variación táctica, principalmente en la faceta ofensiva. Saúl pasaría a situarse como tercer central junto a Gimenéz y Savic, desplazando a Trippier y a Lodi a posiciones más avanzadas, de laterales a carrileros. La finalidad del ‘8’ rojiblanco era la de facilitar la salida limpia y precisa del equipo. Al mover a Saúl de su zona permitía adelantar las posiciones de Koke Y Thomas, además de la tendencia céntrica de Joao Felix. El portugués goza de amplias libertades en fase ofensiva. Aunque, Simeone no renuncia a su bloque compacto que produce ese 4-4-2 a la hora de defender.

El equipo local, cómodo, en el bloque táctico planteado por Sergio González, pero a menos de media hora de partido el equipo pucelano se cargo en exceso de tarjetas amarillas (3). Bien situados, sin fisuras y realizando largas posesiones, aunque intrascendentales para el devenir de la producción de jugadas peligrosas. Ambos conjuntos escaseaban en la creación de peligro, Oblak y Masip sin trabajo alguno durante los primeros cuarenta y cinco minutos.

El Atlético de Madrid divagaba por el terreno de juego sin generar peligro alguno, el planteamiento de Simeone para facilitar la combinación de jugadores como Joao Félix, Thomas y los dos puntas de ataque. Sin ningún suceso de interés para el aficionada se produjo una pausa prolongada en la primera media hora de partido. No, no se trataba de la pausa para la hidratación, sino que el VAR entraba en escena. Thomas puntea en el talón diestro a Sandro quien cae en el área rojiblanca. La acción pasó desapercibida, hasta que desde la sala VAR avisaron al colegiado de la jugada. Tras ser revisada, Sánchez Martínez decidió pitar penalti. Sandro sujetó el balón, Oblak le miraba fríamente, ambos se desafiaban con el contacto visual.

El delantero corrió hacia el balón y fue entonces cuando al contactar el balón lo envió por encima del travesaño. La única acción de gran peligro, la primera -y solitaria- jugada manifiesta de gol fue desperdiciada a botas del delantero local. El ¡uy! generalizado en la grada se apoderaba del silencio previo al lanzamiento. Primer tiempo finalizado con poco, casi nada, para mover el marcador inicial.

El segundo tiempo se presentaba con el mismo rostro que el de su predecesor, un partido lento sin intenciones por ninguno de los contingentes. Transiciones defensa-ataque poco agresivas, posesiones lentas y en ocasiones largas. Un encuentro en el que generar peligro se presentaba como una grata sorpresa. La equidad continuaba jugando un papel primordial en el José Zorrilla.

Seguían brillando -por su ausencia- la creatividad en tres cuartos de campo, a pesar del talento y la brillantez que estaba sobre el césped. Las ocasiones no llegaban, el tiempo continuaba en su curso habitual y en Valladolid nada productivo estaba sucediendo en ninguno de los dos ataques. La figura de Sandro volvía a emerger en el área rojiblanca. El delantero trató de materializar una buena ocasión local, conectó un buen disparo que se fue desviado.

El partido estaba siendo constantemente interrumpido, muchas faltas, balones que se perdían por los costados en saque de banda. En su mayoría, desde el primer tiempo los locales vieron el mayor número de tarjetas amarillas, con Morata desatado en campo abierto y rápidamente bloqueado. Posesiones irrelevantes, pases fuera de peligro y jugadores que no encontraban espacios favorables para romper bloques defensivos brillantes.

Saúl en condición directa al arco del portero local consiguió conectar con un soberbio latigazo con su pierna derecha que se fue por escaso centímetros del palo. La agresividad con la que golpeaba el balón era bestial, pero con escasa precisión. El encuentro mantenía su línea horizontal, sin cambios ni acciones diferenciales. Cualquier aficionado podría esperarse el desenlace de este partido.

La entrada de Correa, un agente del caos, parecía ser la mejor alternativa para un partido muy apagado, parado y con un ritmo muy plano. El argentino aprovechó espacios muertos, consiguió desordenar -medianamente- el muro pucelano. El ’10’ rojiblanco fue la mejor noticia para Simeone, quien casi consiguió romper el cero a cero permanente e instaurado con bastante arraigo. El argentino golpeó un balón a la madera, donde Masip poco podía hacer. Sin ocasiones, sin peligro y con un planteamiento defensivo de Sergio González magnífico el partido acabó, en su marcador, tal y como empezó.

La pizarra local se impuso a la intención de Simeone por asaltar el Municipal José Zorrilla, el Valladolid contó con una ocasión manifiesta para romper con el empate. Pero, este resultado parecía estar destinado a ser inamovible.

Ficha técnica
REAL VALLADOLID: Masip; Moyano, Olivas, Sali, Nacho; Plano, Joaquín, Míchel (Anuar, min.84), Toni (Waldo, min.65); Sandro (Ünal, min.69) y Sergi Guardiola
ATLÉTICO DE MADRID: Oblak; Trippier; Giménez, Savic, Lodi; Koke (Lemar, min.65), Thomas, Saúl, João Félix (Correo, min.61); Morata (Herrera, min.72) y Diego Costa.
Goles: sin goles
ÁRBITRO: Sánchez Martínez, asistido en las bandas por Barbero Sevilla y Gallego García, y en el VAR por Melero López. Mostró tarjeta amarilla a los locales Nacho, Moyano, Plano, Joaquín, Waldo y Toni, y a los visitantes Morata, João Félix, Lemar y Saúl. También amonestó al entrenador del Real Valladolid, Sergio González.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 8 de LaLiga Santander, disputado en el Estadio José Zorrilla ante 23.650 espectadores.

 

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