El Sporting y su particular día de la marmota
Como si del mismísimo Bill Murray se tratase, uno se encuentra viviendo un nuevo ejercicio de propaganda y adoctrinamiento en el sportinguismo digno del mismísimo Joseph Goebbels
Hoy en día la propaganda es algo bastante aceptado y algo normal en la sociedad. Nadie, o casi, lo ve como algo dañino. Sin embargo una acción consecuencia de la propaganda, sí está muy mal vista y no es aceptada por la mayoría de la sociedad. Hablamos del adoctrinamiento. ¿Les suena? A lo largo de la historia hubo seres infames como Joseph Goebbels, que pusieron la propaganda al servicio del tirano régimen nazi para lograr sus objetivos. Uno de ellos adoctrinar a la sociedad.
Los métodos de Goebbels pasaban por retorcer los datos hasta la saciedad para que dijesen lo que ellos querían. Muchas veces, sino todas, eso incluía también la mentira, la manipulación y la omisión de datos e informaciones contrarias a lo que a mí me interesa que se sepa. Eso es básicamente la propaganda. Y hoy en día esos mismos métodos del infame ministro de propaganda nazi siguen presentes. Donde más, en los medios de comunicación.
Estos últimos días estamos asistiendo a un repunte de esos ejercicios propagandísticos desde muchos medios de comunicación en Gijón. Esos que aprovechando que las aguas bajan revueltas con el peor arranque en números de hace muchos años en Segunda División, nos quieren vender que la culpa de lo que ocurre, sí, es de todos, pero haciendo énfasis en el “y tú más”.
En las últimas horas se ha oído decir que la vuelta de Jony en enero de 2018 no fue un fichaje de Miguel Torrecilla, sino una propia gestión de Javier Fernández. Lo mismo que el de este verano de Manu García. Que si es un fichaje de José Alberto, de Javier Fernández, del padre del jugador o del sursuncorda. Pero como ha sido un fichaje bueno de verdad no ha sido del director deportivo. Suyos solo son los malos. Yo esta historia ya la he vivido antes con otros nombres y de las mismas bocas que ahora, pero con diferentes actores.
No hace mucho tiempo, todavía en Primera División y tras el milagroso ascenso de 2015 esas mismas bocas ya usaban la misma estrategia. Cuando un jugador que venía en el mercado era bueno, ese fichaje “era de Abelardo”. Pero cuando era malo… Ah, no. Cuando era malo ese fichaje “era de Nico”. Aquella nefasta planificación del verano de 2016 le costó el puesto, para mí merecidamente, al entonces director deportivo. Por aquel entonces la campaña mediática fue brutal. Un despliegue contra el director deportivo en casi todos los medios y a todo color. Y recalco el casi porque para quien escribe esto alguno se ganó ser excluido de aquella labor de puro adoctrinamiento.
Puede que sea yo el raro que ve campañas mediáticas donde no las hay. Pero lo que no soy es Bill Murray, resignándome a vivir de nuevo algo que ya he vivido. Este particular ‘día de la marmota’ sportinguista ya lo vimos relativamente hace bien poco. Y la primera vez el cuento pudo colar. Pero ahora no. Ese cuento que tiene como protagonista a uno o varios señores, que se encuentran día tras día ante la ardua y difícil tarea de adelantar fichajes u otras noticias de un profesional que no da declaraciones más allá de las mínimas necesarias. Alguien que sale a una rueda de prensa con un capote y los torea como hacía Alfredo a los accionistas en pasadas juntas. Es algo que su ego, más voluminoso que un saco de piedras, no les permite digerir.
Ahora esa persona que tanto daño les ha hecho a su orgullo se acerca al final de su contrato. La posibilidad de su renovación está sobre la mesa y eso no se puede consentir. Además ahora hay algo que no había hace 80 años: las redes sociales. Desde el púlpito que dan esas nuevas herramientas de comunicación, la campaña de propaganda para lograr el adoctrinamiento de la masa, se ve reforzada y aumentada. Una campaña en la que resaltaré y retorceré argumentos a mi gusto. Tal y como Goebbels enseñó al mundo a hacer.