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La política del fútbol femenino

“No hay que mezclar deporte y política”, dicen. Pero el fútbol es política, y la política juega al fútbol. Además, como todo agente social, el fútbol tiene también sus intereses y sus políticas internas. Así pues, debemos entender que el fútbol femenino no es ajeno a polémicas, conflictos, intereses encontrados y politiqueos internos.

Futbol femenino: conflicto y evolución

Los recientes sucesos en relación al deporte femenino, en especial el fútbol, hacían prever que su avance y evolución no tienen freno – ni techo, ahora mismo. Desde los años 80 hasta hoy se han logrado: visibilidad, accesibilidad, nivel de juego, repercusión e interés mediático. Pero, ahora mismo, en España, tenemos un problema con el fútbol femenino: su evolución se está paralizando. Los conflictos internos entre los poderes que lo rigen y gestionan están perjudicando al deporte y a las deportistas.

Conflicto y progreso

El futbol femenino ha ido evolucionando con paso firme en Europa; y España no se ha quedado atrás. Pero el avance de la disciplina en territorio español ha sido diferente, serio pero más lento que en otros lugares. En realidad, en 2015 hubo un punto de inflexión. Fue el Mundial de Canadá y todo lo que lo envolvió. El conflicto que se derivó de esta experiencia logró que las futbolistas se movilizaran, y se consiguieron mejoras en la situación deportiva y el trato a las jugadoras.

También influyó la creación de la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino y su capacidad de lograr el apoyo de La Liga y un patrocinador para la competición doméstica. Y la Federación terminó por subirse al carro, tras resolver algunos de los conflictos con futbolistas y otros estamentos. Se consiguió que las Quinielas añadieran partidos de la máxima categoría y de selecciones femeninas, la temporada pasada. Ahora pareciera que han vuelto a desaparecer del panorama de las apuestas deportivas.

Para seguir avanzando y creciendo, deben trabajar todos estos actores en conjunto, con la colaboración de las deportistas. Pero ahora parece que prefieren enfrentarse entre ellos, paralizando todo progreso y evolución.

Un pasito p’alante… un pasito p’atrás

Para la EURO 2021 Televisión Española ha comprado los derechos de retransmisión de los partidos. Y han empezado bien: de momento nos han permitido ver ya dos de los encuentros de la fase de clasificación. Pero la competición doméstica seguimos sin poder disfrutarla, a pesar de haberse promocionado lo contrario. Cuando todo indicaba que íbamos a vivir una explosión de esta disciplina, nos encontramos que se retrocede: se pierde visibilidad y afición, se pierde cobertura, se pierde inversión, se pierde la confianza, se pierde fútbol; se gana conflicto, se gana polémica, se gana tensión.

Política y futbol femenino… ¿dúo imposible?

Del campo a la política

A raíz de la sentencia del Tribunal Supremo hemos tenido noticias del mundo del deporte. También, de futbolistas. Especialmente reseñable es aquí, comentar el caso de una de las capitanas del FC Barcelona. Tras la publicación de la sentencia, el fallo condenatorio de la misma, generó una amplia respuesta social, en las calles y en las redes. Deportistas de todas las ideologías se expresaron. Entonces, esta futbolista tuvo que defenderse de varios ataques por haber reclamado una solución a la problemática social desatada. Expresar una opinión política le generó rechazo. ¿Acaso las futbolistas no pueden o no deben tener una opinión sobre los sucesos sociales?

Y esto tuvo también repercusiones en las instituciones: Clubes y Federación regional suspendieron su actividad y publicaron comunicados. Y el problema no termina, pues la sociedad catalana sigue movilizada. Podría conllevar que hubiera problemas de seguridad. Podría acarrear que la competición sufra percances.

Politización del deporte femenino

También es interesante mencionar como se ha publicitado – y politizado – un supuesto caso de homofobia en el futbol femenino. Algunos medios de comunicación sólo parecen querer mencionar al deporte femenino cuando hay polémicas o conflictos. Pero nunca es para proponer soluciones o para desescalar la conflictividad. Los creadores de opinión tienden a caldear el ambiente y a provocar más problemáticas y conflictos. El fin de exponer estas informaciones, entonces, no es otro que hacer política con la opinión que crean. Y generar más polémica, para lograr más visualizaciones. Nos quejamos del amarillismo y de la mediatización de los deportistas, pero parece que queramos que las futbolistas se sometan al mismo trato.

De la política al campo de fútbol

Además, la actual Ley del Deporte, con su regulación, permite que el fútbol femenino esté en peores condiciones. Es importante recordar que esta norma lleva en proceso de modificación varios años, pero la inestabilidad política ha impedido que se modifique o se promulgue una nueva Ley del Deporte adaptada a la realidad social actual.

Esta norma, por ejemplo, no obliga a que exista un Convenio colectivo para las disciplinas deportivas femeninas. Es decir, forma parte del problema existente, ayudando a frenar la evolución del deporte.

Sociedad, deporte y seguridad

En Barcelona, como en otros lugares de Cataluña, hay disturbios y malestar social. Por ahora, el primer equipo masculino de la entidad azulgrana ya ha comunicado que, ante la situación actual, viajarán antes al lugar donde deben jugar esta jornada liguera. Pero, ¿qué hacemos con las otras secciones del club, y con otros clubes que deben desarrollar su actividad deportiva en Cataluña? ¿Qué hacemos con las competiciones internacionales? ¿Está garantizado su desarrollo con seguridad?

 De vueltas con el Convenio: política interna

Y de vuelta al despacho: se han vuelto a romper las negociaciones para elaborar un Convenio colectivo para el futbol femenino. Además, parece que las principalmente afectadas, se han plantado. Amenazan con ir a la huelga si no se atiende a sus necesidades y sus derechos.

Se trata de un tema que trae cola desde hace cerca de un año, a estas alturas. Las futbolistas han ido viendo cómo se retrasa, una y otra vez, la puesta en marcha de un acuerdo que fije un marco laboral para el futbol femenino. Las partes en liza – clubes, asociaciones, futbolistas– no logran acercar sus posturas. Por ello, cada vez parece más complicado pensar que se vaya a producir la firma de ningún Convenio durante esta temporada, al menos. Esta situación genera tensiones y un clima de desconfianza entre los diferentes estamentos que pretenden querer la evolución y el progreso del fútbol femenino.

Pero aquí, cada quién está demostrando tener su propia agenda e intereses. Esto contribuye a eternizar las negociaciones y a retrasar el proceso. Y, entre tanto, nos encontramos con sucesos como la falta de pago, el incumplimiento de contrato y la obligación de usar unas instalaciones que no están en las condiciones apropiadas – todo por la falta de regulación. Y, ¿a quién le importa el futbol femenino?

La disciplina deportiva se asienta: renovaciones, nuevo(s) líder(es) y despedidas

En lo deportivo, varios clubes han ido anunciando renovaciones de algunas de sus futbolistas, para afianzar su apuesta por el futuro. Ejemplos serían la prolongación de contrato de Ludmila o la de Lucía García, ambas permanecerán en sus clubes respectivos hasta 2022.

Se produjo, hace unas jornadas, un cambio en la parte alta de la tabla. Esta, ahora mismo, está ocupada por el FC Barcelona Femenino y por el Deportivo Abanca. Por primera vez en varias temporadas, el Atlético de Madrid no ocupa la primera posición. El cuadro coruñés está siendo la revelación de esta temporada, mostrando mucha competitividad y un gran juego.

El cuadro colchonero ha protagonizado la sorpresa de la temporada. Ha vivido un cambio en el banquillo, suscitado por el propio entrenador, que pidió rescindir su contrato. Con esto, ha llegado al banquillo rojiblanco Pablo López, para terminar la temporada.

¿Violencia en el fútbol femenino?

El Frente Atlético expulsado de las gradas de la Ciudad Deportiva del Atlético de Madrid en un partido de Champions. Los equipos arbitrales y jugadoras que denuncian insultos y vejaciones, faltas de respeto y agresividad, desde las gradas. La afición visitante segregada, obligada a no ocupar ciertos lugares de los recintos deportivos, por actos de violencia e incivismo en el pasado. Ejemplos de violencia en el deporte, todos, sucedidos en recintos de equipos de la máxima categoría del fútbol femenino español.

Hay quien defiende que el deporte femenino está a salvo de polémicas relacionadas con actos violentos o criminales. Pero, con el reciente tirón mediático del fútbol femenino, parece que la tendencia cambia. Parece, porque, seguramente ahora conocemos de estos casos a causa, precisamente, de la relevancia que los medios están empezando a darle a la disciplina.

Normativa y violencia

El Reglamento de la RFEF (arts. 202, 213) y la propia Ley 10/1990 del Deporte (arts. 6 y 7, Título I), regulan esta clase de actos y situaciones: se restringe el acceso a recintos deportivos portando algunos objetos, se dificulta o prohíbe la venta de bebidas alcohólicas, se persiguen y penan las agresiones – verbales o físicas– que puedan sufrir afición o deportistas o equipo arbitral. Al adquirir las entradas, podemos apreciar en su anverso los artículos de la Ley del Deporte mencionados, y, mediante los sistemas de voz de los estadios, se informa al público de la existencia de estas normas.

¿Queremos los aficionados perder la cercanía y la familiaridad que suele reinar en la disciplina femenina? ¿Es deseable el tener que cuasi-militarizar la seguridad en los recintos deportivos que alberguen fútbol femenino? No nos volvamos irresponsables y acabemos trayendo lo peor del deporte donde antes no tenía cabida. Porque, siendo sinceros, ¿es vendible un producto que genera riesgos para el consumidor?

 

Por Helena García (@hgamo18 en Twitter)

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