Superado primer cuarto de la competición, el conjunto armero continúa buscando esa victoria como foráneos que les ayude a salir del atolladero clasificatorio en el que se ven inmersos. Si bien es cierto que en los cinco desplazamientos acometidos hasta la fecha por los de José Luis Mendilibar se han logrado tres empates, el triunfo lejos de Ipurua continua resistiéndose y al igual que en la temporada pasada en la que solo se lograron dos victorias a domicilio, en este curso ganar fuera vuelve a ser la asignatura pendiente de los eibartarras.
Los azulgranas acarician la zona roja
Los de Mendilibar en las nueve primeras jornadas ligueras han sumado un tercio de los puntos en juego. Nueve puntos, los mismos que tiene el Real Betis que ocupa puestos de descenso. El próximo partido en Valladolid comienza a tildarse como una final.
Aunque todavía es pronto para dramatizar, no cabe duda de que un resultado negativo en forma de derrota, a cualquiera de los dos contendientes les metería en serios problemas. La última victoria liguera a domicilio de los armeros data de la 2018/19 cuando se ganó en Mestalla al Valencia en el marco de la jornada 35 (28/04/2019). En esa campaña tan solo se lograron dos triunfos a domicilio y muy separados en espacio y tiempo pues el primero se dio en la jornada octava ante el Girona.
Los eibartarras tradicionalmente se han apoyado en su fortaleza y consistencia al amparo de Ipurua y de su fiel parroquia. Pero este año ya han encajado dos derrotas en cuatro partidos ante su gente y necesitan más que nunca un triunfo lejos de casa que compense lo perdido en su feudo.
El partido ante los pucelanos se presenta como una gran oportunidad para mejorar sus estadisticas en este apartado y desde el principio de la semana están preparandolo en Atxabalpe con mimo y determinación. Conscientes de que juegan ante un rival directo por la permanencia y las victorias en este tipo de envites valen mas de tres puntos.
Problemas atrás y problemas adelante
Si analizamos el porqué de las dificultades que están atravesando los azulgranas hasta el momento, podemos subrayar dos claves para encontrar una explicación. Por una parte el míster está sufriendo desde el inicio de la temporada varios contratiempos en la zaga en forma de lesión que le impiden dar una continuidad a esa línea tan importante para el equipo.
Lesiones como la del central argentino Esteban Burgos que aún no ha logrado debutar. O la del sheriff de la defensa Ivan Ramis que tan solo ha podido completar dos encuentros. Han hecho mella en el entramado defensivo del equipo. Anteriormente también Bigas o Cote tuvieron que pasar por la enfermería.
Otro de los fichajes Rober Correa también se encuentra de baja y el técnico de Zaldibar ha tenido que hacer varias probaturas semana tras semana, colocando a algunos jugadores fuera de su demarcación como son los casos de De Blasis y Arbilla en los laterales o a Sergio Álvarez de central.
Pero a pesar de todo, lo más preocupante para el equipo es la dificultad que están teniendo los delanteros esta temporada para acertar con la portería contraria. Entre los cuatro arietes que componen el ataque armero tan solo llevan un gol. Fue Charles en la jornada tres, en el Wanda ante el Atlético de Madrid y ni tan siquiera sirvió para puntuar.
La sequía goleadora que atraviesa el equipo está haciendo mella en un conjunto que se mata a trabajar jornada tras jornada. Corre riesgos defensivos continuamente, adelantando sus líneas para favorecer el trabajo de presión de sus centrocampistas e intenta suministrar con una fe inquebrantable en el sistema a sus pistoleros desde los costados buenas opciones de remate. Pero lo cierto es que por lo presenciado hasta la fecha los Sergi Enrich, Kike García, Charles y Quique González parece que tienen las balas de fogueo. Wanted goal (se busca gol).