Hace escasamente cuatro meses Pablo Marí regresaba con tremenda decepción desde Palma de Mallorca a La Coruña. El central zurdo valenciano de 25 años por entonces (ahora ya 26) tuvo en su cabeza el gol del ascenso en los últimos instantes de la vuelta de la final del play-off entre el RCD Mallorca y el Deportivo. La decepción del, por entonces jugador del Manchester City cedido en el Deportivo, dio paso a una de las experiencias más bonitas que vivirá en el mundo del fútbol.
Fichó por el Flamengo para las próximas tres temporadas, uno de los clubes brasileños más conocidos en todo el mundo. Llegó como un fichaje de segunda fila, nada similar a lo que podría ser una estrella para el club de Río de Janeiro. Pero no tardó en hacerse un sitio como jugador absolutamente indiscutible para Jorge Jesús, entrenador de Flamengo. Desde su llegada en julio acumula un total de 21 partidos, todos como titular. Además lleva anotados tres goles.
Esta pasada madrugada el Flamengo obtuvo el pase a la final de la Copa Libertadores. Pablo Marí fue autor de uno de los goles con que el Flamengo se impuso este miércoles por 5-0 al también brasileño Gremio. Un resultado que garantizó un cupo en la final de la Copa Libertadores, convirtiéndose así en el primer español en disputar la final de la mayor competición sudamericana.
Dicha final la disputará el 23 de noviembre. En principio será en el Estadio Nacional de Santiago de Chile frente a River Plate (que eliminó en semifinales a su archienemigo Boca Juniors). Las movilizaciones y fuertes disturbios que existen en el país chileno pueden motivar un cambio de sede. Pero lo cierto es que en apenas cuatro meses la vida de Pablo Marí ha cambiado de forma radical. Y por desgracia para la afición herculina, también la del Deportivo.