Ayer, de nuevo como ocurriera hace tres temporadas, el Betis cayó de forma sonrojante en el estadio de Los Cármenes. Este Betis no arranca y con solo nueve puntos de treinta posibles ocupa plaza de descenso. Algo que ocurría del mismo modo hace tres temporadas. Entonces, tras iniciar la temporada con Gustavo Poyet en el banquillo, el uruguayo era destituido tras once jornadas. Llegaba Víctor Sánchez del Amo y tras debutar con un 0-0 frente al Valencia en casa, afrontaba en Granada su primer compromiso como visitante.
Un encuentro que difícilmente pudo ser más desastroso. 4-1 cayó el Betis derrotado en Los Cármenes en un partido que enfadó más de lo que ya estaba a la afición. La imagen del equipo fue la misma que la de ayer tarde y hoy lunes; pedir disculpas y prometer trabajo para reconducir la situación. Pero la afición verdiblanca ya está harta. Hay plantilla y jugadores, pero el equipo no funciona. No sirve la excusa de que hay puestos cojos por las lesiones. El equipo puede perder, pero debe mostrar otra cara si lo hace.
Rubi se la juega ante el Celta donde Escribá también está en la cuerda floja
Sin embargo, el azaroso calendario parece darle una nueva oportunidad a Rubi para enderezar la situación. Todo apuntaba que si la situación no se revertía en la capital nazarí, caería. Pero el calendario dice que en apenas 48 horas el Betis tendrá un nuevo encuentro que disputar. Será frente al Celta, un equipo que también llega con los mismos nueve puntos de treinta posibles y con su entrenador, Fran Escribá, en la misma situación. Se espera un partido en el Benito Villamarín donde el valenciano y el catalán llegan con la soga de jugarse el puesto al cuello. Todo parece apuntar en la dirección de que el que caiga, engrosará la lista de entrenadores cesados esta campaña