La reunión ya se dio y no llegó a buen puerto. En la Delegación del Gobierno en Asturias se reunieron las directivas del Sporting de Gijón y el Real Oviedo, distintos estamentos de las fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, y las asociaciones de peñas de ambos clubes para encontrar una solución para el traslado de los aficionados rojiblancos al Carlos Tartiere. Las distintas partes pusieron sus puntos de vista sobre a mesa y el choque llegó en los tiempos de traslado. El Sporting y sus peñas solicitaban que los tiempos de espera se redujesen, algo que chocó con la frontal oposición de las otras partes.
Al no llegar a ese acuerdo, se decidió mantener el mismo dispositivo de anteriores derbis. Los aficionados tendrían que salir en buses desde Gijón unas cuatro horas antes y llegar al estadio carbayón dos horas antes. Además, tras la finalización del partido deben permanecer dentro del mismo entre otros 45 y 60 minutos más antes de ser trasladados a los autobuses para emprender el viaje de regreso. El club y sus peñas buscaron la flexibilización de los tiempos para que fuesen más reducidos, pero el resto de las partes se negó, alegando motivos de seguridad. Fue entonces tras esta negativa a flexibilizar el dispositivo de transporte, cuando el club rojiblanco adoptó la tajante decisión de no emitir entradas a la afición visitante para el derbi.
De esta forma el equipo de José Alberto López estará solo en el Carlos Tartiere en el derbi asturiano de este fin de semana. Ningún aficionado del Sporting estará en la zona visitante del estadio ovetense y será todo el peso de la afición carbayona la que presione en un derbi ya seguido por muchos aficionados al fútbol de toda España.