Icono del sitio Grada3.COM

El Convenio de la discordia: el fútbol femenino… y los derechos laborales

El fútbol femenino ha estado en huelga. La discordia ha terminado. ¿Por qué? Por una simple razón: las futbolistas reivindicaban sus derechos. Las deportistas quierían firmar su primer Convenio colectivo para afianzar su posición y poder seguir creciendo. Ha estado en huelga durante una sola jornada, pero ha servido de mucho.

Antecedentes de la discordia

El futbol femenino ha estado en huelga. Pero, ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Todo empezó después del Mundial de Canadá, cuando las jugadoras internacionales se plantaron ante las condiciones en las que habían tenido que disputar la cita internacional y reivindicaron una mejora en la formación, en recursos, en recursos humanos y en el aspecto económico. Después de esto se consiguieron cambios: seleccionador, apertura a medios, mejores infraestructuras; y, también, mejoras: patrocinadores, mayor apuesta por el futbol femenino, triunfos a nivel nacional o internacional.

En estas, con la llegada de patrocinadores y de las televisiones, la competición doméstica empezó a despuntar. Aun sin ser rentable, el futbol femenino comenzaba a ser mediático, comenzaba a convertirse en un producto, y la Liga subió de nivel. Con el éxito deportivo llegaron también las reivindicaciones de las futbolistas: querían poder ser futbolistas, con todo lo que eso implica. No hay que olvidar a ninguno de estos actores en discordia para comprender la evolución del fútbol femenino.

Los Clubes, el asociacionismo y las futbolistas

España había pasado de ser exportadora a importadora de talento futbolístico. Pero aún quedaban conquistas por hacer: los derechos laborales de las jugadoras no estaban protegidos. Aparecieron denuncias públicas hechas por varias jugadoras sobre cláusulas contractuales ilegales, sobre contratos y salarios, y sobre condiciones laborales. El fútbol femenino crecía, pero las futbolistas no tenían las condiciones para terminar su propio crecimiento.

Fue entonces cuando se propusieron buscar soluciones al conflicto. Ahí entraron los sindicatos de futbolistas. Y también se creó la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino. Y entraron al trapo desde la Liga. Y la Real Federación Española de Fútbol no quiso perderse la fiesta. En ese momento se empezaron a producir conflictos: derechos televisivos, competición, intereses socioeconómicos de futbolistas, de clubes y de los otros entes.

Se propuso, entonces, aprovechando el tirón mediático y la progresiva profesionalización de la competición, afianzar los derechos de las deportistas. Las futbolistas y los sindicatos querían firmar un Convenio colectivo que estableciera derechos y deberes, y que afianzara su posición. Pero, como no podía ser de otra manera, RFEF y Liga, tuvieron que decir la suya. Para acabar de enredarlo todo, además, se añadió otro actor: Mediapro.

El Convenio de la discordia: de la disputa a la huelga… ¿y, después, qué?

Tras más de un año de negociaciones, y sendas reuniones, nadie sabía nada del acuerdo ni del Convenio. Los distintos actores en liza no parecían encontrar la manera de acercar posturas. Entonces cayó la primera pista de que esta vez iba a ser diferente: varias futbolistas dejaron caer que podría llegarse a la huelga si no se lograba un Convenio. Se dio a todos los implicados un margen de tiempo para desencallar las negociaciones. Pero los desencuentros no terminaron.

Entre reunión y reunión aparecieron nuevos actores interesados: partidos políticos y Gobierno. Incluso se llevaron a cabo sesiones de mediación para intentar conciliar las posturas y revertir la convocatoria de huelga. Y… finalmente se llegó a la huelga, indefinida, hasta poder desbloquear la situación. Salarios mínimos, derechos, cláusulas, derechos televisivos: los motivos de la discordia y de la disputa.

A pesar de haberse alargado una sola jornada, la huelga ha tenido repercusiones. Los medios de comunicación se han hecho eco de su existencia – aunque no tanto como algunos esperábamos. Las futbolistas se han podido reivindicar y expresar sus posturas en los medios y en redes sociales… algunas, incluso, han mostrado no ser partidarias de la huelga y no adherirse a ella acudiendo al partido. Es menester señalar que hubo una plantilla entera que votó, prácticamente en bloque, contra la propuesta de huelga. Pero las futbolistas decidieron no acudir al encuentro por respeto a la decisión de sus compañeras de ejercer su legítimo derecho a la huelga.

Ahora… ¿Convenio?

El no haber disputado ningún encuentro la pasada jornada ha ayudado a que los distintos actores se hayan sentado a hablar y negociar. Desconocemos las razones por las que han podido resolverse los desacuerdos en tan poco tiempo. Como también los términos en los que se ha alcanzado el principio de acuerdo y subsecuente desbloqueo de la situación.

Las informaciones que llegan señalan que se han desbloqueado las negociaciones. Que se ha llegado a un preacuerdo. Que los actores se han puesto de acuerdo en lo aspectos esenciales. Y que se emplazan para firmar definitivamente el Convenio el 20 de diciembre.

¿Qué pasará? ¿Se llegará a firmar un Convenio colectivo satisfactorio para todas las partes? ¿Será firmado el susodicho Convenio la fecha estipulada? ¿El fútbol femenino volverá a la huelga si no se llega a un acuerdo para la firma del Convenio colectivo? ¿Cómo terminará todo este asunto?

Por Helena García (@hgamo18)

Salir de la versión móvil