La carga de partidos para un equipo Euroliga es muy grande. Y la exigencia de volver a disputarla, temporada tras temporada, también. Sin poder competir todavía con el dinero ruso, griego o turco y sin acumular la experiencia de Barça, Madrid o Tau en la gran competición equipos europea, la filosofía de juego coral, de cultura del esfuerzo y del bloque por encima de todo es la única válida para un conjunto como el Valencia Básket.
Las ideas claras
Una báse sólida, con cierta veteranía y con experiencia en la competición. Unos complementos que asumen la filosofía del grupo y mejoran sus prestanciones. Un técnico exigente y exigido. Estas son, a grandes rasgos, las claves del crecimiento taronja. Más y mejores jugadores con el claro objetivo de subir ese escalón competitivo que la entidad mecenada por Juan Roig busca.
Consolidado desde hace años, el baloncesto a orillas del Turia ha dejado de ser el hermano pequeño del fútbol. Tiene su parroquia fiel, su templo en la Fonteta y su base social y deportiva ampliada año tras año. El futuro Arena no es sino la consolidación de un gran proyecto que todavía no ha tocado techo. Un propietario con las ideas claras y una gestión económica y deportiva que ha atravesado momentos de zozobra pero que ha trazado unas líneas maestras bien claras.
L’Alquería, más allá del futuro deportivo
El ambicioso proyecto de futuro de l’Alquería ha de sentar las bases de un conjunto taronja más valenciano en su rotación y que permita una identificación mayor, si cabe, entre la pista y la grada, entre los jugadores y sus seguidores. Los tiempos de Rodilla, Luengo y compañía son buenos recuerdos de lo que fue y poco más.es. Sus camisetas cuelgan en lo más alto del pabellón y son el símbolo más evidente de la corta historia de un club nacido de las secciones deportivas del Valencia CF y que tiene el futuro más que asegurado y cuyas letras serán de un fulgurante color dorado. La cuadratura del círculo sería conseguir aquella identificación con el nivel competitivo actual.
@VicentSarrion