Desde que arrancase la temporada, los aficionados del Real Madrid han visto como por en su once titular han desfilado casi veinte futbolistas distintos, cada uno con unas características concretas. Ese sistema de rotaciones y de experimentación que ha estado llevando Zinedine Zidane a lo largo de los últimos tres meses, ha llevado al grueso de la afición blanca a dudar entre quién cuenta con el cartel de titular y quién no.
Sin embargo, a lo largo de todo ese proceso, mientras la gente debatía sobre quién sería el futbolista idóneo para cumplir un papel concreto dentro del once, Zizou vislumbraba en un su cabeza el modo de dar con la tecla y asentar en la pizarra un esquema fijo para las citas importantes, y no ha sido hasta principios de noviembre que lo ha conseguido.
En la portería no había muchas dudas. Ya en verano, el míster comunicó al club que Courtois era su guardameta titular, hecho que llevó a Keylor Navas a abandonar el club a pocos días del cierre del mercado. En la zaga, el club ha gastado en el último mercado de fichajes 100 millones de euros en Militao y Mendy. A pesar de este gran desembolso, la zaga titular del Madrid sigue siendo la misma que levantó las últimas cuatro Champions madridista: Carvajal, Ramos, Varane y Marcelo.
Hasta ahí, todo sencillo. Pero es en la medular donde empiezan las dudas. A lo largo de todo el verano, Zidane pidió por activa y por pasiva el fichaje de Pogba. El técnico francés no quería oír hablar de ningún otro nombre para su esquema, a pesar de las salidas de Llorente y Ceballos. Finalmente el United se salió con la suya y la presión ejercida por el internacional francés no fue suficiente para abandonar Old Trafford.
Con esta situación, el centro del campo se veía como una papeleta complicada de resolver. Con el bajón de forma y la edad de Modric, y una pareja como Isco y James que ven de lejos aquellas tardes en las que ponían en pie al público de Chamartín, había una vacante para acompañar a los incombustibles Kroos y Casemiro en el centro del campo.
Fue entonces cuando irrumpió un invitado inesperado: Fede Valverde. El Pajarito voló del nido a apareció como una solución divina para Zidane, que encontró en el uruguayo ese papel de box-to-box que tanto le gustaba de Pogba, y en cuestión de semanas, Valverde pasó de ser un jugador de rotación a un fijo en el orden.
Al igual que en la medular, en la delantera también existía una vacante en la banda derecha. A los indiscutibles Hazard y Benzema les faltaba un socio. Con la situación de Bale, más fuera que dentro del club, y un Lucas Vázquez cuyo nivel también se encuentra lejos del que fue un día, todos los focos apuntaban a Vinícius Jr. Era el momento del carioca para demostrar que el Madrid no se equivocó en su apuesta, y que es el elegido para liderar el ataque merengue.
Sin embargo, ante un avance renqueante, un nuevo invitado sorpresa le adelantó por la derecha: Rodrygo. El papel de la flamante promesa brasileña en un principio se iba a reducir a la formación en el equipo filial y a un papel residual dentro del primer equipo. Pero ha sido el propio futbolista quien ha revertido esta situación con goles y buen fútbol.
En su debut no tardó ni dos minutos en marcar su primer gol en Liga frente a su nueva afición, en el primer balón que tocó con la camiseta blanca. En Champions la historia iba a ser parecida, y en su primer partido como titular en la competición fetiche del Madrid, anotó ni más ni menos que un hat-trick, demostrando que tiene ese don que no se puede enseñar, sino que se nace con él.
Con esto, y tras meses de divagación, parece ser que el técnico francés ha dado al fin con la tecla. La pregunta ahora es, ¿cuánto durará?
Por @diegoaguado97