Una solvente victoria certifica prolongar la estancia europea de los rojiblancos
El Atlético de Madrid venció y estará en el próximo sorteo de la siguiente fase. El equipo de Simeone pasará como segundo clasificado y tendrá que hacer frente a algún primer clasificado. Un victoria que sirve a los de Simeone para estar entre los dieciséis mejores de Europa
El Atlético de Madrid arrancaba un encuentro con la esperanza -y confianza en sí mismo- de poder pasar a la siguiente ronda de la competición europea más importante. El temor de aquel nefasto, porque así catalogó el que por aquel entonces era su capitán: Gabi a la competición que acabaría ganando, año en el que cayó a la Europa League, en la temporada 2017/18. La presión rondaba sobre los once elegidos por Simeone.
El Metropolitano apretaba desde hace mucho antes de que el colegiado pitara el comienzo del partido. Y con algunos despistados, para aquellos que se levantaron del sofá para coger un refrigerio se perdieron varios sucesos y de gran relevancia. Sin que el uno, como minuto, apareciese en el marcador, Joao Félix se anticipaba a Kochenkov, tras el pase filtrado de Morata, y cometía penalti. Menos de dos minutos y, ante la sorpresa de todos por ver a Trippier colocar el balón en el punto de penalti, el marcador seguía igual que como comenzó. Aunque no duraría así más de veinte minutos.
El inglés tomó la responsabilidad y el meta del conjunto ruso le impidió rozar el cielo madrileño. Una tensa mano izquierda repelía el balón para que este besara el poste en la mejilla y se saliese despedido en una dirección contraria a la que cualquier aficionado del Atlético de Madrid aclamaba. Mucho había pasado en tan poco tiempo para que todo siguiera igual en el electrónico.
El penalti no supuso un síntoma de relajación de que los locales cedieran campo, pues, todos los que vestían de verde, incluso Éder, estaban en campo propio. Un dominio abrumador y constante, sin dar el más mínimo respiro. Así, sin llegar al minuto veinte un nuevo penalti, esta vez por mano (y con la intervención del VAR). El balón, en esta ocasión lo mimó un portugués y no un inglés; del ’23’ al ‘7’; de fallarlo a anotarlo. El éxtasis embargó el Metropolitano, la presión de no entrar entre los dieciséis mejores se amenizaba.
El tsunami rojiblanco seguía arrasando violentamente al equipo dirigido por Semin, la dificultad del Lokomotiv de Moscú de cruzar el ecuador del campo era evidente. Thomas parecía interceptar cualquier balón moscovita, todo pasaba por las botas del ghanés. Así, Correa conectaba con el ‘5’ de Simeone, con templanza se acomodaba sutilmente -y sin presión rival- la pelota para picarla buscando al argentino, quien cabeceó para Morata y a gol. El dos a cero nunca llegó a subir en el marcador, porque el VAR vio posición adelantada del ariete español.
Esta media hora fue un monólogo ofensivo, con argumentos suficientes para romper una ventaja tan corta. El atrevimiento de los locales estuvo promovida por la exigencia que imprimieron los jugadores. Sin aparición de Krychowiak, Zhemaletdi y Cerqueira en el aspecto ofensivo, solo perseguían sombras y jugadores con un entusiasmo plausible.
Y empezó el segundo tiempo y el guion continuó igual. El Lokomotiv no tenía respuesta ante tanta ofensiva. El balón cruzaba el campo de banda a banda, pasando en su mayoría por el centro con Thomas y Saúl en la sala de máquinas, Correa y Koke en las bandas y Joao Félix por dentro. Lodi y Trippier aventurándose arriba, centros que repelía la defensa, nuevamente volvía a los dominios de los de Simeone.
Nuevamente, a poco de comenzar el segundo tiempo, a los diez minutos, el Atlético volvía a perforar la portería rival. Felipe tras anticiparse en el primer palo. El saque de esquina fue en corto, en dirección al capitán, levantó la cabeza y vio el desmarque del brasileño. La puso en el sitio y lo demás ya es historia.
Las virtudes de Simeone se elevaron a su máximo exponente, la presión y la garra volvió a lucirse en el Metropolitano. El dominio físico estaba presente y fue un factor decisivo para erradicar cualquier posibilidad al conjunto ruso. Joao Félix muy participativo, Saúl cómodo junto a un Thomas sobresaliente y un equipo que estuvo a la altura de la cita. Un buen partido para cambiar el agridulce sabor que estaba dejando el equipo en los últimos partidos. Eficaz y solvente, sólido y serio. Un bloque muy al estilo de su técnico.