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La máquina de quemar entrenadores de la Primera Iberdrola

Desde hace unos años hay un equipo en la Primera Iberdrola que se ha convertido en una máquina trituradora de entrenadores. En las siguientes líneas se hace u análisis a la situación de un histórico de la máxima categoría del fútbol femenino español.

RCD Espanyol de Barcelona: histórico del futbol femenino

La jornada 13 de Primera Iberdrola vivió un debut en los banquillos. Jordi Ferrón, antiguo entrenador del Seagull de Badalona, substituía a Salvador Jaspe al mando del RCD Espanyol Femenino.

El cuadro blanquiazul es un histórico de la máxima competición doméstica. Tras vivir unos años de esplendor, entre los años 2005 y 2013, la sección estuvo a punto de desaparecer. Logró subsistir, hasta la llegada a la presidencia del Club de la inversión china. A partir de la temporada 2016-2017 se comenzó a invertir de nuevo en la sección. El culmen ha llegado en el presente ciclo competitivo, cuando se ha dado el paso de profesionalizar a las futbolistas. Desde que comenzó su declive, este combinado se ha transformado en una  auténtica máquina trituradora de cuerpos técnicos.

RCD Espanyol Femenino: eliminando entrenadores

Pero algo raro pasa en el interior de esta plantilla y su relación con la autoridad. Desde 2013 y hasta el presente, las jugadoras del primer equipo han tenido un total de diez entrenadores. Una auténtica máquina de eliminar entrenadores. Algunos cuerpos técnicos han durado más que otros. Cada uno ha intentado dejar su impronta e introducir cambios en la plantilla y en el juego del equipo. También, se han visto resultados y rendimientos irregulares. Incluso se ha roto con el manido tópico de que el primer partido con nuevo entrenador se da una victoria. El equipo se ha transformado en una máquina estropeada.

La máquina trituradora de entrenadores: posibles causas

Lo cierto es que se trata del combinado con más cambios en los banquillos en las últimas temporadas. ¿A qué podría ser debido esto? En las siguientes líneas se propondrán algunas respuestas a esta cuestión.

  1. Las penurias de la sección: de lo económico depende todo lo demás. El haber estado al borde de la desaparición forzó cambios en la estructura y en las condiciones de las jugadoras y los cuerpos técnicos. Se perdieron futbolistas… y coincidió con la época de esplendor del rival de la ciudad – el FC Barcelona Femenino.
  2. La inestabilidad interna: durante varios años, el Club en general, ha vivido épocas convulsas, que se han trasladado desde la cúspide hasta los aspectos deportivos. Los cambios en la directiva afectaban a la contratación de entrenadores, y los entrenadores al desarrollo y captación de jugadoras.
  3. Los malos resultados y la necesidad: el fútbol es un deporte, actualmente, mayoritariamente resultadista e inmediato. Se busca la competitividad y el rendimiento por encima de todo. Y los malos resultados, en un cuadro histórico de la categoría, llevan al replanteamiento, al cese, a la incertidumbre… y al vértigo. La tensión y la exigencia de estar rindiendo por debajo de lo esperado y de no encontrar resultados ni soluciones crea un desgaste enorme en la plantilla y el cuerpo técnico. Todo esto se debe gestionar, y es necesario saber hacerlo apropiadamente.
  4. El desconocimiento del futbol femenino de algunos de los entrenadores: la contratación de profesionales con entusiasmo pero con desconocimiento de los intríngulis del futbol femenino es una apuesta arriesgada. No siempre funciona.
  5. ¿La plantilla?: a pesar de conseguir mantener la columna vertebral durante varias temporadas, con la estabilidad interna que esto puede aportar al grupo, parece ser que algo falla. No hay cambios de garantías; es difícil encontrar soluciones deportivas; se viven épocas donde la plantilla queda mermada por las lesiones; y… los fichajes nunca parecen acabar de aportar ese plus que necesita el equipo para dar el paso. Andan últimas en la clasificación, y parecen necesitar algo más de lo que tienen para salir del abismo.

La influencia de los entrenadores en el engranaje de la máquina

Y, en medio de todo esto, la figura más accesible y cuestionada es siempre la del entrenador. ¿Si sabemos cuáles son los problemas, por qué no los abordamos? ¿Por qué no aportan los cuerpos técnicos las soluciones a los problemas (extra)deportivos? ¿Es (toda) la culpa de los entrenadores? ¿Qué hace bien o mal el entrenador para provocar los resultados de su equipo? ¿Los cambios en el banquillo son siempre positivos para la plantilla?

En el caso del RCD Espanyol Femenino hemos podido ver que los últimos tres entrenadores han sido substituidos a mitad de temporada, debido a los malos resultados. Sólo uno de ellos dimitió, los otros dos, fueron cesados. Los resultados, al principio, parecían avalar el cambio: a pesar de haber sufrido, las últimas tres temporadas se ha logrado mantener la categoría. Pero, a la que empieza a parecer que el entrenador se afianza en el puesto, el rendimiento futbolístico comienza a disminuir. El motor se atasca, la máquina se estropea.

La llegada del nuevo entrenador

El nuevo míster, Jordi Ferrón, tiene amplia experiencia en el futbol. Fue jugador de élite y, desde que se tituló como preparador, ha pasado por el futbol femenino.

En su última experiencia en los banquillos dirigió al Seagull de Badalona. Sus resultados han sido positivos: se han jugado varias fases de ascenso y se ha llegado lejos en Copa Catalunya. Ahora da, por vez primera, el paso a un cuerpo técnico de la máxima categoría. Si nos atenemos a sus antecedentes, puede aportar mucho. Trabajo, constancia, preparación psicológica, dominio de los tiempos, competitividad. Si futbolistas y directiva le acompañan y apoyan – en todos los aspectos – es de esperar que pueda enderezar el rumbo del cuadro españolista, que navega a la deriva desde hace varias temporadas. ¿Llegará a tiempo?

 

Por Helena García (@hgamo18)

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