El Extremadura vence sin tirar a puerta
Victoria extremeña en Gijón en un encuentro en el que no hubo tiros entre los tres palos en más de noventa minutos y en el que el VAR volvió a penalizar al cuadro gijonés
Un auto y estrambótico gol de Carlos Cordero a falta de poco menos de un cuarto de hora decidió un partido absolutamente horroroso en El Molinón. Un duelo en el que los porteros fueron casi meros espectadores y en el que incluso por momentos el fortísimo viento de la borrasca Fabien influyó en el juego. También influyó el VAR para anular un gol por un fuera de juego milimétrico al Sporting y para conceder, en una jugada de pura interpretación, el de los extremeños.
El Extremadura, que había realizado un encuentro de más a menos, dominando con y sin balón la primera parte, pero sin chutar a portería en los cuarenta y cinco minutos, se alió con la fortuna. Solo así puede explicar llevarse este encuentro en el que ninguno de los dos conjuntos mereció más que el 0-0. Los gijoneses volvieron a evidenciar que no juegan absolutamente a nada. Faltos y carentes de ideas a pesar de tener jugadores de un elevado nivel técnico. Los extremeños evidenciaron el por qué de su clasificación. Se mostraron como un conjunto carente absolutamente de capacidad de crear cualquier peligro en ataque.
En los primeros cuarenta y cinco minutos se vivió un auténtico espectáculo del horror en el que solo un disparo flojo de Cordero tras un balón rechazado puede contarse como ocasión. El Extremadura con una altísima presión no dejaba salir al Sporting de apenas su campo. El pelotazo a la nada era el recurso gijonés para no perder el balón en zona comprometida. José Alberto -señalado por todos como culpable y cuyo futuro queda más en entredicho que nunca- optó, ante las ausencias por volver a una defensa de cuatro hombres.
En el segundo tiempo el partido parecía animarse un poco más. Los locales mejoraron levemente, pero sin crear ocasiones. En uno de los pocos, quizá el único error del partido, Aitor García cruzó ante Casto un buen disparo tras servicio de Manu García. Pero el VAR se alió con los extremeños para señalar un fuera de juego milimétrico en un talón de Djuka que fue el jugador que forzó la pérdida. Nuevamente el VAR volvía a despertar fantasmas pasados en el Sporting.
El gol llegaría en una jugada difícil de calificar. En un balón largo, tras varios toques inexplicables, Cordero se introduce el balón en su propia portería. Nadie se lo creía y el Extremadura, sin chutar a portería en todo el partido se adelantaba y se acabaría llevando un encuentro que no mereció ganar como tampoco lo mereció el club gijonés. Porque el Sporting no tuvo reacción. Empezó a colgar balones sin sentido, presa fácil para los azulgrana que no sufrieron para mantener la victoria y sumar tres puntos muy valiosos.