Anguissa derriba el muro
El Villarreal vence por la mínima gracias a una jugada antológica de Anguissa. Los de Calleja se acercan a Europa y recuperan su juego que parecía olvidado.
Un puesto en Europa, este año, va a estar muy caro. Muchos rivales a los que batir, mucha regularidad que premia el objetivo, lejano, de las competiciones europeas. El Villarreal, con un mes de noviembre terrorífico a nivel de resultados, ha empezado a dar la cara ante rivales directos por el premio continental. Tras Valencia, Atlético y Sevilla, el turno del Getafe confirmaba la resurrección del Villarreal.
Iniciativa local
Bordalas sabía de la importancia de puntuar en un campo tan complicado como La Cerámica. Fiel a su estilo, a la mínima complicación en defensa los balones recorrían el trayecto que fuera, pero el destinatario siempre eran las cabezas de Molina o Mata. No había propuesta azulona más que robar y correr, descargar de cara y correr. Una idea que defensivamente no permitía contras, pero ofensivamente no acababa de funcionar.
El cuadro madrileño huía de cualquier iniciativa, y los mandos recayeron sobre un centro del campo ‘groguet’ que se estrellaba una y otra vez contra la muralla azulona. Casi siempre infranqueable, todo el peligro ocasionado partía del flanco izquierdo de los de Calleja, con Moi y Quintillà percutiendo, una y otra vez, sobre Damián. Era el único punto flaco de Bordalas.
De estas asociaciones nacieron las dos únicas -y calcadas- ocasiones de peligro. Primero Trigueros y luego Gerard remataron sendos centros medidos que no abrían la lata, pero sí dejaban constancia de la superioridad local.
Recurso Anguissa
Era un tanteo. Unos querían y otros no dejaban. Pero las murallas caen, y esta vez tenía que ser a la fuerza. Y cómo cayó. Qué jugada de Anguissa, un jugador llamado a ser revelación de la Liga Santander. Por desparpajo, velocidad, potencia y muchísima calidad. No le pudieron frenar entre 4, y solo Soria pudo rechazar un balón que Moi Gómez introduciría a placer. La muralla había caído, por obra de un Anguissa exhibicionista.
Se obró el milagro del gol. Ese que el Getafe evitó que existiera frente a ellos durante 5 partidos consecutivos. Y tras él, se desencadenó tensión, vértigo y emoción. Al Getafe se le ponía cuesta arriba el partido tras el gol, pues Olivera era expulsado tras una doble amarilla en solo 2 minutos. Bordalas enloquecía. En 5 minutos su partido se había esfumado.
Unos minutos de locura que cayeron del lado que más lo intentó, o al menos propuso. El 1-0 valía, y los tres puntos sabían a gloria para los de Calleja. Con uno más, los espacios a la espalda de la zaga azulona salieron a relucir. Solo la poca efectividad de los atacantes ‘groguets’ hizo que el marcador no fuera abultado, porque las ocasiones fueron clamorosas. Solo una jugada fue capaz de derribar el muro, una jugada de Anguissa que quedará en las retinas de los presentes.