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El año 2019 del CD Tudelano: un año de idas y venidas

Los tudelanos celebrando su clasificación para la Copa de S.M. el Rey, tras vencer por 1-5 al Izarra en Merkatondoa.

El 2019 ha sido un año agridulce en Tudela, con idas y venidas tanto en lo deportivo como en lo extradeportivo, este último en relación a la transformación de la entidad a una Sociedad Anónima Deportiva, tras la votación de los socios el pasado mes de noviembre.

En materia deportiva, el año comenzó en una mala situación, los blanquinegros se encontraban en puestos de descenso con media temporada por delante para darle la vuelta a la situación y salvar la categoría. La plantilla estaba conformada en torno a jugadores de gran experiencia como Ardanaz, Víctor Bravo o «Rúper» y encabezada por un gran goleador como Toni Gabarre. La dirección técnica la conformaba el recién llegado (noviembre de 2018) José María Lumbreras en sustitución de Iñigo Valencia.

La lucha por la salvación

El club tudelano tenía por delante la misión de conseguir la permanencia en la categoría de bronce del fútbol español. El objetivo se apreciaba lejano en el mes de enero, pero era posible debido al cambio que el equipo había notado tanto en lo futbolístico como en lo mental, con la llegada del nuevo entrenador.

Los blanquinegros comenzaron el año con una gran dinámica, consiguiendo 8 puntos de 12 posibles en el mes de enero, tras sendos empates a domicilio y dos victoria en su feudo. Tras sufrir la primera derrota del año en casa frente a la SD Amorebieta por 0-2, los de Lumbreras respondieron con una victoria a domicilio por 1-2 ante el Leioa. Los tudelanos continuaban en puestos de descenso pero la dinámica del equipo era mucho más positiva con respecto a la del inicio de la temporada.

El mes de febrero se cerró con un empate en casa ante el Gernika y con una derrota a domicilio ante el Real Oviedo “B”. Casualmente esta derrota sería la última sufrida hasta el mes de abril, dado que le mes de marzo fue el más esperado por la afición blanquilla y posiblemente el que consolidó la salvación del club ribero.

Marzo se presentaba con un calendario duro, ante rivales de la zona noble de la tabla, pero los hombres de Lumbreras se mentalizaron de que la salvación no sería posible si no se sacaban puntos ante rivales de cualquier nivel, y así lo plasmaron sobre el terreno de juego. Los tudelanos generaban un juego que partía del dominio con balón y se sustentaba en una de las mejores defensas de la categoría al final de la campaña.

El mes de marzo se cerró con 2 victorias, ante la UD Logroñés y el Club Arenas de Getxo y 3 empates ante Mirandés, Izarra y Real Sociedad “B”. Los blanquinegros conseguían abandonar los puestos de descenso con este fenomenal mes y afrontaban los dos últimos meses de competición con la moral por las nubes y encabezados por su hombre gol Toni Gabarre, quien disputaba el pichichi de la categoría con 12 dianas.

El mes de abril se puede describir con una palabra que marca claramente el año de los tudelanos, la irregularidad. Los navarros obtuvieron 7 puntos de 12 posibles, consiguiendo 2 victorias en casa y un empate y una derrota a domicilio. En mayo y a falta de 3 jornadas para la clausura de la temporada, los blanquinegros sellaron la salvación el 12 de mayo. Tras haber sacado un punto de su visita a Gijón, los de Tudela tenían la salvación matemática a 1 punto y recibían al CD Calahorra en el Ciudad de Tudela. Fue en este escenario donde los de Lumbreras conseguían el objetivo tan ansiado y sellaban su permanencia en la categoría de bronce del fútbol español, tras empatar a 0 ante el CD Calahorra.

Un verano de cambios

Tras la consecución del objetivo, las malas noticias volvían a Tudela, con la salida de grandes nombres en el mercado estival y la llegada de otros, más jóvenes y con ganas de demostrar y de tirar del carro. Las salidas más importantes que sufrieron los tudelanos son las de Antonio «Toni» Gabarre, máximo artillero del equipo en la pasada temporada con 15 dianas; y la de Víctor Bravo, veterano centrocampista que cargaba con la responsabilidad en la creación de juego en las cinco temporadas que militó en el club ribero.

A estas se añadieron la marcha de otros jugadores de gran peso en el equipo como Ibai Ardanaz, Adán Pérez, Néstor Salinas, Ion Vélez o Roberto López «Rúper». A esta salida en masa también hay que sumar a otros nombres de menor relevancia como Julen Arellano, José de Jesús González «Tepa»,  Óscar Vega, Samuel Belio «Pope» y Álvaro Corral, que pasó al cuerpo técnico como preparador físico.

Esto dejó al club blanquinegro con once integrantes de la plantilla que logró la permanencia: Mikel Pagola, Óscar López, Diego Royo, Jesús Lalaguna, Álvaro Meseguer, Fernando Delgado, David Soto, Iñaki Jiménez, David Lázaro, Álvaro Navarro y Unai Zamorano.

Las altas fueron, Eneko Zabaleta, Julen Azkue, Miguel Díaz, Edson Torres, Ángel López, Diego Cortés, Alejandro Olivas, Diego Suárez, Adrián Socorro y Koldo Obieta «Obi». Esta nueva temporada se presentaba optimista en la capital ribera, con un bloque sólido conformado por jugadores polivalentes en un esquema de juego con mucha libertad como el que presenta José María Lumbreras. El 4-3-3 por el que apuesta el técnico tudelano ayuda al equipo a cargar con la iniciativa del juego en los partidos, con la subida de los laterales, apoyados por dos volantes interiores con gran movilidad.

Un inicio complicado, de más a menos

El comienzo de la temporada 2019-2020 era muy esperado en la capital ribera, los de Tudela tenían como objetivo principal para este curso conseguir la permanencia en la categoría y una victoria en pretemporada por 1-0 ante el Real Zaragoza generó aún más expectativa.

El arranque liguero fue superlativo, de hecho es el mejor arranque de los tudelanos en cualquier temporada de este último periodo (desde la temporada 2012/2013 hasta la actualidad) en Segunda División “B”. Los tudelanos comenzaron la temporada 2019/2020 mirando hacia los puestos de play-off tras obtener 8 de los primeros 12 puntos posibles en las 4 primeras jornadas de competición. Tras vencer por 2-1 al CA Osasuna “B” en la jornada inaugural, encadenaron sendos empates ante el Club Arenas de Getxo y la SD Amorebieta. En la jornada 4 vencieron a domicilio ante el Real Unión de Irún, y se posicionaban en quinta posición en la tabla clasificatoria, generando altas expectativas para este curso liguero.

Pero poco a poco esa realidad se fue desvaneciendo. Y es que desde entonces hasta fin de año (jornada 18), los de Lumbreras solo han conseguido una victoria más. Esa fue frente a la SD Leioa en la jornada 11, cuando los blanquinegros vencieron por 2-1 en su feudo. Los de la capital ribera, acumulan desde entonces un balance total de 3 victorias, 7 empates y 8 derrotas, que les sitúan en el farolillo rojo del Grupo II de la Segunda División “B”.

Un copazo para olvidar

El punto positivo que obtienen los tudelanos de este inicio de temporada es sin duda la actuación del equipo blanquinegro en la Copa RFEF. El equipo llegó a la final, pero cayó la final a penaltis frente al Real Murcia CF. Esta actuación les valió para sellar su acceso a la Copa de S.M. el Rey, donde quedaron eliminados en primera ronda tras perder por 0-1 ante el Albacete BP, pese a ser superiores al conjuntos castellano-manchego durante la mayor parte del encuentro.

El futuro paso a S.A.D.

El club navarro ha sufrido también ciertos cambios extradeportivos durante este 2019. Cambios que a largo plazo, parecen positivos para el futuro de la entidad blanquinegra. Sobre todo de cara a saldar sus deudas y tener un mayor presupuesto con la llegada de algún grupo inversor. El pasado mes de octubre, se votaba con mayoría absoluta en la Asamblea de Socios, la transformación de la entidad hacia una Sociedad Anónima Deportiva.

Este hecho dará paso a que ciertos grupos inversores puedan comprar gran parte de las acciones de la entidad y puedan generar cambios en su estructura deportiva. De esta manera saldar las deudas que el club ribero posee, la cual ronda los 300.000€.

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