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Con Gloria y mucha pena

Tras el parón navideño, para los valencianistas no llegó ningún sábado de gloria ni un domingo de resurrección, sino una semana de pena y veremos si no lo es de muerte también con un partido trampa en Copa del Rey. Las Gaunas puede ser la tumba de la recuperación valencianista justo cuando parecía que el equipo había cogido velocidad de crucero. El paso de la tormenta perfecta Gloria ha dejado mucha pena futbolística a orillas del Turia.

Un parón inoportuno

La llegada de las Navidades coincidió con el mejor momento de los blanquinegros, cercanos ya a su objetivo Champions y con un juego cada vez más consolidado y unas sensaciones más que positivas. Y todo ello pese a las bajas que acumulaban los de Celades en todas las zonas del campo. Sin embargo, ha sido la baja de Rodrigo Moreno la que parece haber desmontado la estructura colectiva de los de Mestalla. Falta elaboración, organización y una mayor claridad en las llegadas a la portería contraria. Si Gloria se ha llevado la arena de las playas, el esguince de rodilla se ha llevado el nexo de unión entre la sala de máquinas y la zona de finalización.

Sin rumbo, ni ideas ni intensidad

Perdida la salida limpia desde atrás con la baja de Garay, con Parejo descentrado y sin el pegamento que ofrecía el hispano-brasileño, el juego valencianista se ha visto reducido a la garra de Paulista, al buen momento de Ferran, la profesionalidad de Gameiro y la voluntad de Maxi. Todos ellos factores insuficientes para disputar con garantías los partidos de la Liga Santander y aún menos un envite como el de la Supercopa. Un nuevo tropiezo en la competición del KO podría desencadenar una crisis de grandes dimensiones en la entidad de la Avda de Suecia. Falta por ver si las palabras autocríticas pronunciadas por los capitanes tras la debacle balear han calado en el seno de la plantilla valencianista. Tras un tiempo de bonanza y de confianza, habrá que comprobar el carácter de la plantilla valencianista y su capacidad para afrontar los malos momentos.

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