Finalizado el mercado de invierno es ahora responsabilidad de entrenadores y jugadores el lograr los éxitos en el tramo final de la temporada. En el Sporting la temporada no apunta, salvo milagro, a lograr éxito alguno. Por tercera temporada consecutiva el objetivo de volver a la máxima categoría pinta a fracaso. Concretamente a un estrepitoso fracaso. Independientemente de que jugadores y entrenadores ofrezcan un mal rendimiento, el director deportivo tiene una elevada cuota de responsabilidad. Y eso es algo que el propio Miguel Torrecilla sabe, aunque públicamente no siempre reconozca.
Por ello su continuidad más allá de esta temporada está más en duda que nunca. Aunque no es seguro, se antoja difícil siga en su puesto. Aunque Javier Fernández haya declarado que está contento con el trabajo de Torrecilla, las críticas entre la masa social -azuzadas por varios medios de comunicación en una guerra sin cuartel contra el salmantino casi desde su llegada- son cada vez mayores y más feroces. La satisfacción del presidente y máximo accionista es lógica y es entendible. Con Torrecilla al frente ha visto como se han efectuado traspasos millonarios nunca vistos en la entidad. También se ha invertido con fuerza en el mercado aunque esos jugadores luego estén ofreciendo rendimientos deficientes.
Pero siga o no en su puesto, su contrato vence, salvo resolución previa, el 30 de junio. Hasta entonces Torrecilla tiene aún varias tareas pendientes para realizar. Enumeramos algunas de ellas.
- Renovación de jugadores claves en el futuro. Hablamos de jugadores como Cristian Salvador, Nacho Méndez, Pedro Díaz, Gragera, Pelayo Morilla y Christian Joel. Seis jugadores jóvenes, entre los 18 y los 21 años -salvo el zamorano que cuenta con 25- que acaban contrato en junio de 2021. Garantizar su continuidad a largo plazo es básico para cualquier esperanza de crecimiento deportivo. Otros como Bertín o Espeso, que acaban contrato en junio. Pero renovarían automáticamente en caso de ascenso al primer equipo, requiere que se tome una decisión cuanto antes.
- Ampliar en lo máximo posible la cartera de jugadores en observación. Hace meses el director deportivo decía que su equipo se trabajo seguía multitud de ligas y competiciones. Recientemente en la presentación del último fichaje, Murilo da Costa, afirmó que le llevaban siguiendo desde sus últimas etapas en Brasil allá por 2016. Una de sus labores como director deportivo es dejar para su sucesor o sucesores el mayor trabajo de scouting realizado que sea posible. Algo que, por ejemplo, él no se encontró tras la etapa de Nico Rodríguez en Mareo.
- Iniciar la búsqueda de soluciones a la plantilla actual. Con el mercado de invierno ya cerrado, es momento de meter marcha de crucero en la planificación del siguiente curso. Es muy lógico pensar en que el escenario más plausible sea el de seguir en la categoría de plata. Pues aquí Torrecilla puede fijar parámetros de necesidades de la plantilla en el próximo mercado. Esto afecta principalmente al capítulo de posibles altas. Así como la promoción de jugadores desde el filial o categorías inferiores.
- Avanzar en posibles salidas en el próximo mercado. Pero también en cuanto al capítulo de bajas. Si bien esto, en caso de la llegada de un nuevo director deportivo, sería más responsabilidad del entrante, es algo en lo que se puede y debe avanzar. Es notorio que en verano la plantilla estará necesitada de muchos cambios. Habrá seguro salidas a pesar de que 21 jugadores tienen contrato en vigor. De las primeras es de esperar se produzcan traspasos. También por rescisiones incentivadas para liberar salarios que permitan mayor margen de maniobra en el mercado. Aunque la decisión final pueda ser del director deportivo entrante, puede dejarse camino hecho.