Para un equipo que es aspirante, no solo al ascenso, sino al ascenso directo, una racha de tres encuentros sin ganar se le considera crisis. Cuando además de los resultados, lo que tampoco acompaña es el juego, se puede hablar de un problema importante. Eso es lo que le pasa ahora mismo a la Unión Deportiva Almería.
Desde que comenzase el 2020 las sensaciones del equipo no son buenas. Es cierto que a nivel de puntos la cosecha desde que el equipo volvió del parón navideño, momento en el que José´María Gutiérrez tuvo su primera pequeña crisis, ha sido buena. Tras el portentoso 0-4 de Lugo donde el equipo desplegó todo lo que el equipo debería ser capaz de hacer más veces, el equipo solo se agarra a los resultados. Tras el partido del Anxo Carro vinieron otras dos victorias (Extremadura y Real Oviedo) pero con muchos apuros
A partir de ahí los resultados dejaron de acompañar. El Elche fue el primero en volver a hacer saltar la banca en casa, después llegó el partido de Los Pajaritos, donde el técnico estalló por primera vez contra su equipo. Y por último el pasado viernes frente al colista, el Racing, que lleva diez jornadas sin ganar.
La sombra de la destitución más cerca que nunca
No hay más que mirar al pasado para ver que el técnico madrileño no pisa suelo firme actualmente. A Óscar Fernández no le dejaron comenzar un proyecto que estaba armando de cero y a Pedro Emanuel se le cesó con el equipo en la zona alta. El madrileño sabe que no será menos ante un jefe que no muestra paciencia y que no tiene problemas en prescindir de subordinados.
El sábado visitan Huesca, rival directo que se encuentra tres puntos por debajo y con el golaverage abierto. Si el equipo indálico cae en El Alcoraz, caerá del ascenso directo. Es difícil predecir si José María Gutiérrez se juega el puesto en tierras oscenses, pero no sería descabellado que así fuese.