El trabajo del entrenador/a en el fútbol base
El entrenador/a de fútbol base de cualquier club tiene que planificar la temporada en base a diversos aspectos tanto futbolísticos, como psicosociales que irán desde la idea de juego, hasta trabajar dinámicas emocionales y fomentar valores y hábitos saludables. El objetivo principal siempre debe ser formar personas, crear un gran grupo humano para luego poder tener grandes futbolistas que construyan un buen equipo de fútbol.
Cuando llega septiembre y hay que comenzar la temporada cualquier entrenador/a tiene un gran desafío por delante. En los equipo de élite, existe un cuerpo técnico con más miembros que jugadores que hace el camino mucho más fácil. Pero en el fútbol base como mucho hay un ayudante que hace que la carga de trabajo sea mucho más intensa y que muchos detalles no sean atendidos como podrían llegar a serlo.
Para empezar hay que conocer el club en el que estás, la filosofía de este, los objetivos que te marcan, los recursos que te ofrece para ello y obviamente el equipo y la categoría en la que vas a entrenar. Conocer el contexto, la afición, el barrio o las familias que componen ese club.
En segundo lugar viene lo más importante de la temporada, lo esencial. Conocer a tu plantilla, saber con que futbolistas cuentas, que nivel tienen, cuántos años llevan jugando en el club, en que clubes han jugado, que puedes exigirles y por supuesto conocerlos fuera del campo.
Una vez conoces esto cualquier entrenador/a debe planificar la temporada, y en el fútbol muchas veces planificar sirve de bien poco. Pero lo que si es fundamental es exponer el modelo de juego y la idea en la que crees, trabajar desde la pretemporada con el equipo los conceptos básicos para poder empezar la temporada con la base aprendida y trabajar a partir de una idea concreta.
En fútbol base, a diferencia del fútbol profesional, lo importante nunca debe ser ganar. Todos los equipos y futbolistas compiten y quieren los 3 puntos todas las semanas pero nunca debe ser el objetivo principal. Hasta los 16 años, el objetivo es formar, aprender, mejorar y también claro está, disfrutar.
La metodología y planificación son muy distintas dependiendo de si se quiere ganar o se quiere formar. Cuando queremos ganar tenemos más o menos un equipo decidido, jugadores que tiene muchos mas minutos que otros, microciclos centrados en el rival y en cómo competir de la mejor manera y una exigencia, expectativas y presión que pocas veces se debería ver en el fútbol base.
En el fútbol base la preparación consiste en trabajar conceptos técnicos, tácticos, físicos, psicosociales y de juego colectivo tanto a nivel individual como colectivo. Los macrociclos y microciclos están estructurados sin depender del rival, aunque si puede estar estructurado trabajando objetivos por días, por ejemplo, lunes aspectos psicosociales y técnicos, miércoles juego colectivo defensivo y físico (coordinación, resistencia, propiocepción…), y viernes juego colectivo ofensivo y sobretodo ejercicios dinámicos, con poca carga y mucha activación (velocidad de reacción y de ejecución). Durante la temporada tendremos que tener en cuenta microciclos competitivos o no, pretemporada (adaptación, conceptos básicos y carga física) inicio y final de temporada, jornadas de descanso, para saber qué objetivos podemos ir trabajando a lo largo de los 8 o 9 meses de competición.
Al equipo hay que darle todos los recursos posibles, esto es trabajar aspectos tanto ofensivos como defensivos, empezando desde lo más simple a lo más complejo, dependiendo de la categoría. Por ejemplo con el pase empezaremos a enseñar el gesto técnico y acabaremos por enseñar en qué momento del juego es necesario ese pase, hacia donde, los apoyos que se deben generar, las líneas de pase que se tienen que ofrecer y donde queremos ganar esa ventaja, donde vamos a generar espacios para poder jugar.
Esto en un aspecto colectivo se traduce de la siguiente manera, empezaremos por hacerle ver al benjamín donde tiene que posicionarse, como se va a colocar el equipo y porque, a enseñarle al infantil como puede ganar ventajas, como debe relacionarse con las otras líneas de juego dependiendo de la fase del juego donde se esté: fase ofensiva (salida de balón, progresión y finalización) fase defensiva (como defender salida de balón, progresión y finalización del rival) transiciones ofensivas (contra o inicio de juego) o defensivas ( repliegue, presión o ambas dos) o balón parado.
Hay dos formas de enseñar estos aspectos, uno es ordenando y otra es haciendo pensar. Hace años que el trabajo en la toma de decisión crece en las escuelas de fútbol. Es algo esencial que se debiera implementar en el sistema educativo. Cualquier jugador/a que tenga que decidir a partir de los recursos que se le ofrecen siempre será mucho mas resolutivo con el tiempo que un jugador que necesita que su entrenador le indique. Un entrenador no es un mando de un videojuego. No se debe querer tener más protagonismo del que se tiene.
Si un jugador se equivoca 5 veces, habrá aprendido, si no le dejamos equivocarse, nunca aprenderá. Cuando fallamos podemos corregir, hacer ver otras alternativas, pensar, si no dejamos que se equivoquen o se castiga el error, solo fomentaremos miedo y frustración y lo más importante actuaran por automatismos y no por decisiones propias. Es imprescindible en el fútbol y en cualquier ámbito errar para poder encontrar alternativas, para ser más dinámicos y tener mas poder de adaptabilidad.
Esto es un trabajo de años, de ir progresando, por eso cuando mejor formación haya en los entrenadores de fútbol base, en benjamines, alevines… mejores futbolistas tendremos en nuestro club, mejores decisiones se tomaran porque tendremos muchos mas recursos que explorar. Tenemos que ser dinámicos, adaptarnos a las situaciones y para ello necesitamos experimentar, equivocarnos y conocer que caminos pueden ser más efectivos.
Pero no todo consiste en enseñar aspectos futbolísticos, lo más importante es entender que estamos enseñando a personas, a un grupo de personas y gestionar esto es mucho más difícil que enseñar como dar un buen pase. Para ser un buen o una buena entrenadora hay que conocer a las personas con las vas a convivir, a grupo con el que pretendes formar un equipo. Si no se tiene esto en cuenta nunca habrá buenos entrenadores. Lo más importante siempre es tener claro que quieres conseguir, ser sincero con todas las personas que te rodean y saber escuchar a todas ellas.
Tenemos que entender que cuando gestionamos un benjamín va a ser mas complicado el trato con las familias que con el equipo. Pero cuando nos encontramos con un infantil o un cadete el jugador o jugadora ya tiene la suficiente autonomía como para percibir y comportarse de una forma mucho mas madura. Por ello un entrenador/a debe dejar claro en los primeros entrenamientos cuales son los límites, las normas y saber como y de que manera aplicarlas, siempre de forma justa, y explicando los motivos de ello, tener una buena comunicación es imprescindible para que el equipo crea en el entrenador/a.
Pero las normas o límites, son solo una parte del trabajo de gestión, hay que ser justo y conocer cómo aplicarlas según el grupo y las personas, y estas últimas no solo necesitan límites sino también cariño, empatía, confianza y saberse parte de algo en lo que puede aportar y ser escuchado. Una comida de equipo en pretemporada, una dinámica positiva cada poco tiempo, el amigo invisible, una merienda después de un partido, partidos de madres y padres contra hijos o hijas…. tener momentos fuera del campo de fútbol es vital para esto. No es lo mismo ser parte de un equipo, que ser parte de una familia. Cuando te sientes querido, aceptado y parte de un equipo, libre para tomar decisiones, siempre se va a ser mucho más efectivo, porque también van a sentir mucha más pasión por lo que hacen.
Hay entrenadores/as que le da muchísima importancia al trabajo fuera del campo, es esencial, pero no hay que olvidarse que el balón es lo que une al equipo. Formar es tanto enseñar como aprender, es llevar lo que el entrenador cree y siente a un grupo de personas que siendo un EQUIPO lo va a reproducir dentro del campo de fútbol. No siempre es fácil, y siempre hay imprevistos, problemas que con cuantos más recursos tengamos, mejor los podremos resolver.
Por último hay que destacar que un entrenador/a es el que gestiona absolutamente todos los aspectos del equipo y también de todas las cuestiones individuales. Está al mando y aunque tenga personas en las que puede delegar, un entrenador/a de fútbol base, “es” también psicólogo, educador (durante todo el tiempo que se comparte con el equipo se están transmitiendo valores y hábitos saludables), fisioterapeuta, preparador físico, enlace con las familias, analista táctico y todas estas funciones, para trabajar con un grupo de más de 11 personas. El trabajo de cualquier entrenador de fútbol base en el mundo es uno de los más completos e injustamente tratados en el mundo del deporte pero también de los más gratificantes que pueden existir.
Patri Muñiz Capdet. @paatrii_21