La final de la Champions League 2019/2020, que si todo marcha como se espera, se disputaría a finales de agosto, podría cambiar de sede. Tal y como adelantó El Partidazo de COPE, la ciudad de Estambul y los organizadores de la final habrían comunicado a UEFA la imposibilidad de organizarla si tiene que ser a puerta cerrada. El motivo es simplemente económico. Su celebración sin público que llene la ciudad el día y los días previos o posteriores a la final, generaría un ‘agujero’ económico insalvable para la organización.
Esto impide además acometer ciertas reformas exprés en el Estadio Olímpico Atatürk. Obras que son necesarias para adecuar el estadio a lo requerido para la disputa de un encuentro como la final de la Champions League y que no han podido realizarse aún debido a la pandemia. La decisión no es firme. Pero la organización ha querido ser totalmente transparente con UEFA para que tenga preparado un plan B por si finalmente la ciudad turca tiene que renunciar a la organización.
Tras esta comunicación, UEFA está buscando una alternativa. Ahí ha surgido Lisboa por si fuese finalmente necesario. La capital portuguesa podría ser la solución de emergencia para acoger una final que Atlético de Madrid, Real Madrid y FC Barcelona tienen opciones intactas de poder disputar. Sería en el Estadio Da Luz, con capacidad para 66.500 espectadores (aunque no se ocupasen las localidades) y totalmente preparado para acoger el evento sin tener que realizar reformas en sus infraestructuras.
Gran recuerdo madridista; infausto colchonero
El Estadio da Luz ya acogió en 2014 la final de la Champions League que disputaron Real Madrid y Atlético de Madrid. Aquel encuentro, que acabó con la conquista de la ‘Décima’ por parte del cuadro blanco, acabó con victoria 4-1. Tras ir ganando casi todo el encuentro con gol de Godín, Sergio Ramos estableció el empate en el minuto 93. En la prórroga, un exhausto Atlético capituló ante el cuadro blanco que logró tres tantos en la prórroga.
Ahora, seis años después, la posibilidad de volver allí, incluso por parte de ambos, se abre de nuevo.