Semana clave para el conjunto olívico con la visita este miércoles al Estadio José Zorrilla y con el duelo en Balaídos del próximo domingo ante el Alavés. Blanquivioletas y babazorros se hallan con 32 puntos en la tabla, con 6 sobre los gallegos y con la inercia de esta dinámica frenética para sacar los guarismos que le restan para la permanencia. Y esta dupla de encuentros es el preludio de una semana complicada, como es la de San Juan, con la visita al complicado Reale Arena y el recibimiento al líder de la competición el sábado 27 a las 17 horas, veremos si con una temperatura adecuada o no.
Un Celta, que no puede fiarlo todo siempre al milagroso Iago Aspas para salvar las temporadas, a quien cada vez le resulta más difícil obrar la proeza sin la ayuda de sus compañeros. El sábado pasado presenciamos a distancia un pésimo encuentro céltico ante el Villarreal, donde no se disparó en 90 minutos entre los 3 palos de la meta de Sergio Asenjo; algo que ni ocurría en los estertores de Fran Escribá en el banquillo pontevedrés, pese a partidos para olvidar como los 0-1 ante el Getafe de su despedida o con la Real Sociedad una semana antes o los 2-0 en tierras vascas ante Eibar y Alavés.
Hay que añadir el handicap de obtener la preciada salvación a puerta cerrada, todo lo contrario que en la última media decena de duelos en Balaídos del curso anterior (A Nosa Reconquista), donde el «seareiro celtiña» desarrolló un papel fundamental alentando a los jugadores, para entre otras, salvar el 0-2 del propio Villarreal, para sobreponerse por 3-2, otra remontada ante la Real Sociedad 3-1, el vital 2-1 al Girona, el 2-0 a un Barcelona campeón y el 2-2 ante el Rayo Vallecano en la amarga echada de telón liguero. Ocho goles de Iago Aspas fueron determinantes en esos 450 minutos de juego, que le llevaron a su tercer Trofeo Zarra consecutivo.
Quizá los celestes necesitaron ese empuje del respetable en esta anómala vuelta a la competición, ya que quedó reflejada tanto carencia de intensidad, como falta de rodaje en muchos jugadores. En contrapuesta, el rival no parecía haber sufrido 3 meses de parón de actividad y daba la sensación como si jugasen al ritmo esperado para el 14 de marzo -fecha inicial del envite-.
En esta jornada, la escuadra viguesa jugará «previsiblemente» sin presión, ya que los 3 conjuntos que tiene por debajo (en descenso), lo hacen a domicilio ante conjuntos de zona europea. De nada valen pinchazos de rivales directos, si luego sobre el césped a la hora de la verdad, se carece de la intensidad necesaria para salir del bache, sin emplear el mismo oficio que tus contrincantes.