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Análisis de un fracaso anunciado

El Valencia cayó derrotado por 1-0 en Ipurúa por el Eibar de Mendilibar. El míster vasco, que vio el encuentro desde la grada, superó en todo momento a Celades, que se le vio confuso y sin ideas desde la banda. Aquí, algunos factores (deportivos) de la derrota del Valencia en Ipurúa.

Tirar a portería: Para ganar un partido hay que marcar más goles que el rival. Y para marcar más goles que el rival, tienes que tirar a portería. Esto es algo que ayer al Valencia pareció que se le había olvidado. Fútbol posesión que quiere Celades (66%) que terminó los 90 minutos con la friolera de 0 tiros entre los tres palos. Así es imposible ganar.

La no-alineación de Maxi Gómez: Lo primero que debe hacer un entrenador para preparar un partido es analizar al rival. El Eibar, un equipo que presiona muy alto, te impide la salida de balón de manera cómoda y te obliga a buscar el balón largo. Solución lógica: Poner a Maxi Gómez (1,86m y gran envergadura) para disputar en ventaja esos balones por arriba. ¿Qué hace Celades? Maxi Gómez al banquillo y jugar con Rodrigo (1,80m) y Guedes (1,79m) arriba. Lo peor, que hasta el minuto 83′ no salió Maxi al campo.

Salir con el balón jugado: Lo anterior provocó que el Valencia intentara salir con el balón controlado mediante Paulista y Mangala, que su fuerte no es el juego de pies. Incapaz de superar ni una vez la línea de presion armera, primero se encajó un gol y, después se optó por jugar el balón en largo y… SORPRESA! Ningún delantero fue capaz de ganar un duelo ni a Oliverira ni a Bigas.

Guedes por dentro y Rodrigo de ‘9’: El juego combinativo de Guedes no es bueno, le cuesta mantener una conducción de balón de manera limpia y el control del esférico no es su mayor virtud. Ayer tuvo que hacer de Rodrigo, bajar a recibir, darse la vuelta, distribuir y encarar desde el carril central. Y es algo que a Guedes le cuesta mucho. Le tocó hacer de Rodrigo mientras Rodrigo se perdía entre los defensas. Y es que el internacional español, de ‘9’ no funciona; no es capaz de fijar a los centrales y no está acostumbrado a no entrar en contacto con el balón como si lo están Gameiro o Maxi. Y eso provocó que Rodrigo estuviera 90 minutos sin aparecer por Ipurúa. Nadie supo nada de él.

La defensa: el ‘loco’ y el ‘cuerdo’: Toda defensa que se precie tiene 2 estilos diferentes de centrales, el loco y el cuerdo. El loco es un espécimen de central que sale a todos los balones, va a la disputa de ellos y si hace falta meter la cabeza debajo de la bota del delantero, lo hace, despreocupándose del posicionamiento táctico. Su misión es sacar el balón como sea. Y luego está el cuerdo, que manda sobre el loco, guarda la posición, siempre está bien colocado y se encarga de mantener el equipo unido desde atrás.

En el Valencia, el loco es Paulista y el cuerdo es Garay. ¿Qué pasa cuando falla el loco? Que se suele poner otro más o menos del mismo estilo, como puede ser Diakhaby o Mangala. ¿Pero cuando falla el cuerdo? Aquí el Valencia tiene el gran déficit. No hay otro cuerdo, no hay otro Garay y la defensa es una entropía, porque tiene al desorden molecular del sistema. Huecos por todos los lados, fallos de concentración, fallos en la marca y claro, goles en contra. El ‘nuevo cuerdo’ puede ser Hugo Guillamón, pero no está al nivel de Garay y es un chaval que apenas lleva 4 partidos en la élite. Y así, no se puede competir por la Champions.

Kondogbia y Parejo siguen en Fase 0: El primero se marcó un gol en propia portería y el segundo lleva sin realizar una buena actuación desde antes de la cuarentena. Incapaces de mandar en el centro del campo, se vieron superados en todo momento por los locales. El centroafricano ya no es ni un mínimo recuerdo de aquel que llegó en 2018, mientras que el capitán no está siendo capaz de dominar al equipo y de llevar el timón del grupo. Y cuando no funciona el centro del campo, ni funciona el equipo. ¿El problema? Que el suplente de Kondogbia está lesionado, mientras que el de Parejo no está, porque no hay.

Cillessen, la única noticia positiva: El único al que parece haberle sentado bien el confinamiento es al portero holandés. Tras una temporada de más picos bajos que altos, el guardameta ha parecido asentarse en la portería y ser capaz de realizar buenas actuaciones de manera consecutiva. Ha sido de los pocos (o el único) que ha vuelto en un  buen estado de forma.

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