Muchos deportistas tienen como fecha señalada en sus calendaros el 28 de junio. Ese es el día en que muchas calles –este año balcones– se llenan de color: del colorido arcoíris. Se trata de un día de celebración y reivindicación para gran parte de las sociedades en el mundo: es el conocido como Día del Orgullo LGTBI. Y el mundo del fútbol, como fenómeno social de masas que es, no se iba a quedar al margen. Sin entrar en las connotaciones políticas que se le está dando desde algunos sectores, veremos la relación entre el 28-J y el fútbol.
En los últimos años se han sucedido varios eventos en los que se han reivindicado las posiciones de varias competiciones y clubes, así como deportistas. En las siguientes líneas se mencionarán algunos de ellos.
La NWSL y la USNT
Unas temporadas atrás, las futbolistas de la National Women’s Soccer League americana, jugaron algunos encuentros con los dorsales de sus camisetas serigrafiadas de la bandera arcoíris. Y el equipo nacional hizo lo propio, llegado el momento. No siempre fue durante la época del orgullo, pero siempre mostraban apoyo y reivindicación social.
Fue algo bien acogido por la mayoría de futbolistas y del público americano. Pero la iniciativa tuvo también sus detractores, quejándose de la politización del deporte y de que se trataba de acciones que no representaban la ideología de todas las personas involucradas.
Mundiales arcoíris: Canadá y Francia
En 2015 fue Canadá; en 2019, fue Francia. Estos años vieron cómo se disputaban el Mundial de Fútbol femenino, cada uno mejorando las audiencias y asistencias del anterior. Y ambos nos dejaron un momento para la posteridad: futbolistas besando a sus parejas, también futbolistas, tras terminar sus respectivos partidos.
Ambos momentos fueron capturados por las cámaras, y ambos se viralizaron. Pero el que más repercusión causó, en su momento, fue el segundo. Sus protagonistas fueron entrevistadas, e incluso, llegaron a protagonizar campañas para la UEFA, entre otros organismos. No daremos nombres, porque no es necesario: los noticiarios se hicieron eco en ambos casos, especialmente reseñando el segundo, por haberse producido en fechas cercanas al 28 de junio. Estos dos eventos pintaron el fútbol de los colores arcoíris.
Otro momento memorable del Mundial de Francia fue una entrevista post-partido. Un periodista formuló una pregunta personal a una de las jugadoras, que pidió que le repitieran la pregunta, sorprendida por la desinformación del periodista. Fue un momento que quedó marcado para muchos espectadores.
La campaña de los brazaletes arcoíris
En diciembre de 2016 se iniciaría, por parte de una de las revistas españolas especializadas en fútbol –Panenka–, una campaña para combatir la homofobia. En ella, se hizo llegar a varios equipos de las más altas divisiones del fútbol español un brazalete de capitán con la bandera arcoíris. Algunos clubes empezaron a permitir que sus capitanes portasen estos brazaletes en competición.
Y el fenómeno se extendió, porque en otros países algunos clubes también empezaron a hacer lo mismo: WfL Wolfsburg, por ejemplo. Aunque en este caso específico, fue iniciativa propia de una de las entonces capitanas del equipo, que hizo la propuesta y la llevó a cabo.
Posteriormente, han surgido campañas similares, con otras prendas de ropa (camisetas) o accesorios (cordones de las botas). En momentos puntuales, se ha manifestado el fútbol contra la homofobia y a favor de la inclusión con estos pequeños detalles. Siempre incluyendo la bandera arcoíris en el diseño.
La visibilidad: ¿inclusión o discriminación?
Siempre se ha dicho del deporte, a la vez, que es inclusivo y que en él existe la discriminación, especialmente de carácter sexista o sexual. Hombres y mujeres, incluso dentro de las mismas disciplinas deportivas, no tienen el mismo estatus ni la misma influencia y repercusión mediática. No hace mucho se creó revuelo mediático ante las declaraciones de algunos futbolistas: de un lado había quien afirmaba que algún día tendríamos algún futbolista de élite en activo que fuera visible, mientras que, de otro lado, algún otro declaraba que preferiría no tener compañeros homosexuales. También se han disputado, o disputarán, competiciones internacionales de gran repercusión mediática en países conocidos por sus violaciones de derechos LGTBI. Se hace complicado pensar que alguien tan expuesto pueda compaginar una carrera deportiva de alto nivel con la atención asociada a la mediatización de la vida privada – al menos a día de hoy, en las presentes circunstancias.
En el fútbol no han dejado de aparecer campañas o deportistas abogando por los derechos. También en España, donde tenemos alguna futbolista en la lista de 100 personajes LGTBI más influyentes, o donde se emitirá un reportaje sobre un episodio de homofobia que sufrió una futbolista a principio de la temporada. En estos casos, casi podría considerarse que ellas cumplen con el estereotipo. Por eso es más fácil para ellas disfrutar de cierta visibilidad al formar parte de alguna minoría – étnica, religiosa, sexual, etc. Paso a paso.
La inclusión a través de la Ley del Deporte
La lucha contra la discriminación en el deporte lleva años en marcha, y es un asunto a la orden del día. El anteproyecto de Ley del Deporte –que lleva paralizado desde 2019– hace también alusión a la inclusión y a la lucha contra la discriminación por cuestión de orientación sexual en el deporte. Se proponen medidas específicas para incidir tanto a nivel de inclusión y participación segura en el deporte, como a través de sanciones más elevadas para quienes vulneren los derechos de los deportistas LGTBI.
Por Helena García (@hgamo18)